El ballet de Víctor Ullate emociona con un programa atrevido y original

Las piezas 'Jaleos', 'Y', Après a toi' y 'Bolero' hacen rendirse al público en el Maestro Padilla

Un Auditorio entregado celebró la espectacularidad de la puesta en escena.
Un Auditorio entregado celebró la espectacularidad de la puesta en escena.
D.M.

23 de marzo 2014 - 05:00

El Víctor Ullate Ballet-Comunidad de Madrid puso sobre las tablas del Auditorio Maestro Padilla el viernes un programa ecléctico, que fue de lo más clásico y la ópera hasta los boleros y la música latina del primer tercio de siglo XX, ejecutado todo con una pulcritud artística excelente, con un detalle creativo impresionante y con una mezcla de atrevimiento y ortodoxia reservada sólo para los auténticos genios de una disciplina artística, exacta y justamente lo que es Víctor Ullate a la danza.

Con Jaleos, Ullate calentaba el Auditorio con una exhibición de su compañía al completo, retrotrayéndose a 1996, cuando estrenó esta pieza en el City Center de Nueva York, con tonos flamencos y muy españoles, ejecutados con pulcritud artística y con una coordinación espectacular que hacía moverse a una veintena de bailarines sobre el escenario, combinando las actuaciones conjuntas con los monólogos y las actuaciones en pareja.

A esas alturas, el Maestro Padilla ya estaba entregado, como lo demostró la amplia y profunda ovación sobre la que el telón escondía el nuevo decorado.

Tras ello, Y, un atrevido, clásico y al mismo tiempo original montaje protagonizado por una pareja masculina integrada por Cristian Oliveri y Josué Ullate, inspirada en canciones de Gustav Mahler, para tratar el trasfondo del destino y su influencia sobre el género humano.

Après a toi, la tercera pieza de la noche, compuesta por Ullate como homenaje a su maestro, Maurice Bèjart, fue un monólogo a cargo de Darian Acosta, sobre música del maestro Beethoven, para explorar el interior del ser humano y el recuerdo del maestro al que Ullate quiere rendir homenaje. Sin duda, uno de los puntos fuertes del programa, por la perfección ejecutoria de Acosta y la pulcritud creativa y coreográfica de Ullate.

La velada finalizaba con una auténtica revolución sobre las tablas, un Bolero que se iniciaba con la música de El Manisero, ejecutada por la mítica Argentinita y de nuevo con toda la compañía sobre el escenario, conformando un cabaré de los años 20 y recreando el ambiente distendido y al mismo tiempo tenso que se vivía en estos espacios y en aquella época.

Era sólo el preludio de Bolero, que de repente se apoderada de la escena con la fuerza y la profundidad del Bolero de Ravel, ejecutado como protagonistas por Marlen Fuerte y Josué Ullate y con el resto de la compañía al fondo como 'coros', ante una relación que pasaba del enfrentamiento a la complicidad entre la pareja central. Un huracán de arte y plasticidad que provocó muchos minutos de aplauso ininterrumpido por parte del público.

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