Un libro reúne a los almerienses que fueron esclavos del franquismo tras la Guerra Civil

En el mes de marzo se presenta en Purchena el libro Los almerienses esclavos del franquismo, 1939-1950 escrito por Eusebio Rodríguez Padilla. El alcalde de Purchena, Juan Miguel Tortosa sostiene que “el contenido del libro nos pone de manifiesto un periodo excepcional de la historia de la provincia, unos años complicados y difíciles en los que un golpe militar nos llevó a una guerra civil, que se tradujo en dolor y muerte para muchas personas, tanto entre los afines a la sublevación como a los que apoyaron la II República”.

Gutmaro Gómez Bravo de la Universidad Complutense apunta en el prólogo de la obra que ha sido editada por Arráez, que “las páginas de este libro son una descripción evidente de la vida de los penados que nos acerca al infierno que supuso la posguerra para miles de familias, sometidas a innumerables presiones y coacciones por ser considerados desafectos muchos años después de terminada la guerra civil”.

“Un terreno nada fácil, el de la redención de penas y los trabajos forzados, en el que se adentra Eusebio Rodríguez Padilla, desde la evolución legislativa a la fundamentación teológica y jurídica del derecho al trabajo franquista, para contextualizar y explicar el periplo de estos almerienses por decenas de cárceles, presidios, canteras, carreteras, minas, fábricas o talleres por el único delito de haber sido leales a la República”, afirma Gómez Bravo.

Uno de los aspectos menos conocidos de la estancia de los reclusos en las prisiones españolas a la finalización de la Guerra Civil fue el aprovechamiento como mano de obra esclava para la realización tanto de obra militar, como civil. No fueron pocas las empresas que aprovecharon el trabajo de los reclusos alquilados por el nuevo Estado para la realización de grandes infraestructuras.

De este modo las condenas políticas se convierten en explotación económica. Las empresas contratistas pudieron contar con una mano de obra dócil y sometida a vigilancia militar, donde la conflictividad fue escasa en relación a las condiciones laborales en que desarrollaron sus labores.

El trabajo de investigación de Eusebio Rodríguez Padilla pone de manifiesto y deja al descubierto los lugares donde los almerienses estuvieron trabajando y saca del anonimato a cada uno de ellos. Se pueden encontrar desde la Isla de San Simón en Pontevedra en Galicia, hasta el protectorado de Marruecos. Los almerienses estuvieron trabajando repartidos por toda la geografía española y norteafricana.