Cabaret Voltaire publicará la obra ‘Marruecos’ de Agustín Gómez Arcos
Letras
El escritor cuenta la historia de Jalil, un niño de cinco años al que llaman Marruecos que vive en Marrakech, y es casi ciego a causa de unas cataratas y la miseria le obliga a embarcarse en oficios llenos de penuria
Cabaret Voltaire tiene previsto tras el verano la publicación de la obra Marruecos del almeriense Agustín Gómez Arcos. De esta manera, la editorial con sede en Barcelona vuelve a traducir una obra del escritor de Enix, después de haber sacado en castellano la mayor parte de las novelas y el teatro de Gómez Arcos.
En Marruecos, Gómez Arcos cuenta la historia de Jalil, un niño de cinco años al que todos llaman Marruecos. Vive en Marrakech, es casi ciego a causa de unas cataratas y la miseria le obliga a embarcarse en oficios llenos de penuria. De su mano se recorre lo más profundo del país y se conocerán a personajes inolvidables en un camino salpicado de incidentes llenos de humanidad. Esta versión es una autotraducción que el propio autor realizó en 1991 de una obra en la que traslucen referencias que van desde el Lazarillo de Tormes a las obras de Mohamed Chukri.
Agustín Gómez Arcos nace en el seno de una familia republicana. A los veinte años, tras haber finalizado su bachillerato en Almería, se desplaza a Barcelona para estudiar Derecho, pero pronto descubre que su vocación es la literatura y su auténtica pasión, el teatro.
A mediados de los años 50 se traslada a Madrid, donde trabaja como actor, director de escena y traductor. Su labor de dramaturgo es merecedora, en dos ocasiones, del Premio Nacional Lope de Vega, pero la censura prohíbe la Representación de sus obras. Acosado por la dictadura, decide exiliarse: primero en Londres; luego, definitivamente, en París, donde se instala en 1968, dedicándose, desde entonces, al género narrativo.
Gómez Arcos murió tras haber publicado catorce novelas en francés, haber sido galardonado con numerosos premios literarios y condecorado con la Orden de las Artes y las Letras francesas con grado de caballero (1985) y de oficial (1995). Su obra forma parte del programa educativo de los liceos franceses. Murió, en suma, como un escritor prestigioso y, como tal, fue enterrado en el cementerio de Montmartre.
Si en sus inicios Gómez Arcos parecía caminar tras los pasos del poeta Miguel Hernández, su obra más tarde tomará tintes que hacen pensar en algunas de las películas de Buñuel, de las pinturas negras de Goya o de los esperpentos de Valle-Inclán con la puesta en escena de una feria de monstruos medio vivos o medio muertos, monstruos reconocibles en los que se refleja la sociedad española.
Alegorías de una España atormentada con gran fuerza narrativa, situaciones alucinantes llevadas al extremo por su rabiosa añoranza.
Hay que recordar que Gómez Arcos regresó a la capital almeriense a principios de los años 90 y participó en unas jornadas en torno a los escritores en el exilio. En ese tiempo, en el Auditorio Maestro Padilla que llevaba poco tiempo inaugurado se representó la obra Los Gatos que protagonizaba Héctor Alterio. Fue memorable aquella función.
En algunas visitas que realizó a la capital después, nunca quiso volver a Enix y eso que se le propuso ir, pero no aceptó. Una persona que lo acompañó en uno de los viajes, fue el catedrático Francisco Andújar que entonces era director del Instituto de Estudios Almerienses.
Durante tres días en un Ford Fiesta que ya tenía sus años, Andújar y Gómez Arcos recorrieron otros rincones de la provincia. Gómez Arcos se sintió feliz de ver como había evolucionado la vida en la provincia. No obstante, mantuvo vínculos con personas de Almería hasta su muerte acaecida hace ya 27 años. En Francia es un escritor muy laureado. Curiosamente en España empieza a ser conocido gracias a la labor de edición de Cabaret Voltaire.
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