El compositor Ángel Ortiz de Villajos, padre del charlestón, hace 125 años que nació en Adra
El 29 de enero de 1952, día que cumplía 54 años, fallecía el músico en Guadarrama
Hoy 29 de enero se cumplen 125 años del nacimiento de Ángel Ortiz de Villajos Cano en Adra. Curiosamente, falleció un 29 de enero de 1952 cuando cumplía 54 años en Guadarrama en Madrid. Ortiz de Villajos fue un compositor de gran prestigio y uno de los mejores y más reconocidos músicos de la provincia de Almería.
Ángel Ortiz de Villajos Cano nació el 29 de enero de 1898 en su domicilio familiar de la Plaza de la Villa (que en 1930 pasó a ser llamada Plaza del Maestro Ortiz de Villajos) en Adra. Fue un niño precoz influenciado por la vocación musical de su madre. A los 7 años de edad dio su primer recital de violín y, a los 12, ofreció su primer concierto.
Fue en 1915, cuando Ortiz de Villajos tuvo que decidir entre la ingeniería o la música. Se marchó a Madrid donde se matriculó en el Conservatorio de Música para estudiar composición con el maestro Tomás Bretón como profesor e ingresando paralelamente en la Academia Alonso Misol. Se especializó en la composición y en el dominio del violín y del piano.
Un tiempo después (1941-1947), enfermo, Ángel abrió una academia de canto en la calle Chinchilla de Madrid. Por allí pasarían figuras como Pepe Blanco, Lilián de Celis, Antoñita Moreno, y una jovencísima Lola Flores, que tenía entonces como nombre artístico “Lolita la Jerezana”.
Ángel Ortiz de Villajos Cano fue el auténtico compositor renovador de la canción andaluza en el preciso momento en que ésta se convierte en canción española. Dentro de la canción andaluza hay que destacar de entre sus obras Cuna Cañí, que interpretó Pastora Imperio; El Niño de las Monjas; Canta Guitarra; y la bulería La Luna Enamorá, con la que obtiene su último éxito musical, cantada por Estrellita Castro.
Todas las publicaciones que hay en torno a Ángel Ortiz de Villajos lo consideran el padre del charlestón, ya que él crea este género musical. De una treintena de títulos sobresalen Al Uruguay y Madre, cómprame un negro (en alusión a los afroamericanos que llegaron a España para enseñar a bailar este nuevo ritmo).
Compuso música para cine en los albores del cine sonoro. Su música aparece en más de 15 películas (en fechas tan dispares como 1926 y 1990). Además, colaboró con productoras estadounidenses como Paramount o la Fox. Las últimas películas en las que aparece su música son Ay Carmela (1990), Al Uruguay y Yo soy esa (1990).
Ángel Ortiz de Villajos Cano falleció en Guadarrama, donde alternaba la música con su empleo de Oficial de telégrafos. La tuberculosis acabó con su vida el día que cumplía 54 años de edad (29 de enero de 1952). Sus restos mortales fueron trasladados del cementerio de Guadarrama al de Adra en enero de 1998 al cumplirse los cien años de su nacimiento, donde descansa en el panteón de ciudadanos ilustres.
Posteriormente al homenaje celebrado en su memoria (1990) en Adra, con la ubicación en la plaza que lleva su nombre de un busto que identifica al maestro y que presidieron sus tres hijos.
La profesora María Carmen Brotons apuntaba sobre Ortiz de Villajos que “la característica esencial de su obra musical es el andalucismo, el sentimiento andaluz, que fundamenta la mayor parte de su éxito. Su música, de gran elegancia melódica, con ese sabor típico de Andalucía y su amor a la tierra que le vio nacer, ha traspasado las fronteras y sigue recibiendo el favor del público por una producción fecunda que constituye un patrimonio cultural de un pueblo y un país. En la SGAE se cuentan 1.133 obras suyas”.
Un músico al que le encantaba pescar y la trilla
El último número de la revista Farua del Centro Virgitano de Estudios Históricos dedica un artículo al compositor. Se titula ‘125 aniversario del nacimiento del músico abderitano Ángel Ortiz de Villajos Cano (1898-2023) y sus estudios en Berja’ escrito por Manuel Antonio Ayala Matarín y Yolanda Carmona Montes. En el artículo se habla de como Ortiz de Villajos crea el charlestón, un nuevo género musical. Cuentan que en 1925, Villajos coincide en Adra con su amigo Federico Utrera, inspector delegado de sanidad exterior que viajaba mucho a países como Cuba, Brasil, Uruguay y Estados Unidos. “Inspirado por el testimonio de su paisano compuso su primer charlestón al que tituló Lency, estrenado en mayo de 1926. Este nuevo estilo musical se convierte en el ritmo del año con un rosario de composiciones, discos, espectáculos y presencia constante en los medios de comunicación” cuentan Ayala y Carmona. “En 1928, Ortiz de Villajos se consagra en el panorama musical y en los siguientes años cultivaría los charlestones más famosos de su repertorio. En enero publica el charlestón Ay mamá y en agosto estrena otro charlestón titulado América. Pero sería el charlestón Madre, cómprame un negro con letra de Alfonso Jofre y Mariano Bolaños, el que lo lanzará al estrellato en septiembre de ese año”, sostienen. “De 1928 es el pasodoble Cuna Cañí, estrenado por la gran Pastora Imperio. Al año siguiente se consagró con otro gran charlestón titulado Al Uruguay, estrenado por La Yankee y versionado en numerosas ocasiones hasta bien entrados los años 80”. Manuel Antonio Ayala Matarín y Yolanda Carmona Montes cuentan que “Ángel tenía la buena costumbre de pasar todos los veranos en su pueblo, acompañado de su mujer e hijos. Le gustaba hacer vida en los cortijos de sus padres, situados en la Rambla del Cabo y La cuesta Moreno, donde ayudaba en las tareas de la trilla, labrar y sobre todo la faena de recolecta. Con frecuencia salía a pescar a bordo de su bote llamado ‘El Estroconcio’. Le encantaba salir a pescar lo mismo que hablar con otros pescadores”.
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