"Diez negritos se fueron a cenar, uno se asfixió y quedaron solo nueve". Así cantaba la primera estrofa de la canción que sirve como misterioso hilo conductor de Diez negritos, una de las obras cumbre de la reina del suspense, Agatha Christie, y de la literatura de misterio de todos los tiempos.

El viernes por la noche, el Auditorio Maestro Padilla pudo ver cómo los personajes de la escritora inglesa cobraban vida sobre el escenario en una representación que fue aumentando la tensión del público en cada escena.

Tras arrasar durante dos temporadas en la cartelera madrileña, esta producción de Iniciativas Teatrales y Diffusio Artes Escénicas, incluida en el programa del 'Invierno Cultural' del Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento de Almería, no defraudó en la que fue su representación número 300.

Un único decorado acogió la trama de Diez negritos, en la que el ambiente distendido del inicio fue tornándose opresivo y asfixiante a lo largo de la noche. Los diez huéspedes de la mansión de la Isla del Negro se presentaron ante el público y se mostraron tranquilos hasta que una proyección desató el drama.

Dicha grabación, protagonizada por Manuel Galiana, les acusaba a todos de haber sido culpables, directa o indirectamente, de la muerte de diversas personas en el pasado. A partir de ahí, como si de un juego se tratara, los visitantes van muriendo asesinados uno tras otro, siguiendo el macabro guión de una antigua canción.

Mientras urden pactos entre ellos, se cruzan confesiones y mentiras, y se acusan mutuamente desarrollando sus propias teorías, las figuras de 'diez negritos' que adornan la chimenea de la mansión van desapareciendo también una a una, al mismo ritmo que las muertes.

El juego de luces y sombras que va guiando la mirada del público se combina a la perfección con la actuación de este reparto coral en el que destacan las interpretaciones masculinas. Antonio Albella, el Doctor Armstrong sobre las tablas, se lleva el sobresaliente gracias a las notas histriónicas y al toque de humor que aporta a su personaje.

Bajo la dirección de Ricard Reguant, el reparto completo está formado, por orden de aparición, por Mónica Soria, Antonio Ponce, Quim Capdevila, Carla Hidalgo, David Zarzo, Carlos Segui, Antonio M.M, Jorge Lucas, Eva Torres, Pablo Viña y Antonio Albella.

Precisamente este último fue el encargado de dirigirse al público tras un apoteósico y escalofriante final, asegurando que "estamos encantados de estar en Almería esta noche, donde yo personalmente tengo muchos amigos. Agatha Christie siempre decía que tras representar una de sus obras los actores debían decir a los espectadores que si les había gustado, por favor, recomiéndenla, pero no cuenten el final".

Tras despertar las risas y los aplausos del público, la compañía se despidió, no sin antes hacerse una foto de familia con un patio de butacas a rebosar de fondo, para celebrar su función número 300.

Y así, sin desvelar más detalles de este clásico que no deja de intrigar generación tras generación a su público, solo queda señalar que, como los propios actores recordaron antes de que el telón bajara definitivamente, "cualquiera de nosotros o de ustedes puede ser un asesino".

Antonio Albella no podía ocultar su felicidad tras la conclusión de la obra. "Realmente soñaba con llenar el Auditorio Maestro Padilla, porque es una obra que gusta muchísimo. Al final, Almería no me ha fallado y ha estado ahí". El veterano actor, conocido en su día por ser uno de los componentes del grupo Locomía, vive con mucha pasión el teatro. En esta obra, Albella brilla a un gran nivel y en cierta forma lleva el hilo de toda la trama. El público al final agradeció el trabajo del gran elenco de actores donde también estaba Carla Hidalgo, otra gran actriz.