Un encuentro literario en la UAL analizó ayer la figura del escritor Albert Camus

El homenaje que la Universidad de Almería y el Centro Andaluz de las Letras dedican a la figura de Albert Camus tuvo ayer en la UAL la primera de sus partes, como fue la proyección del documental Albert Camus, una tragèdie du bonheur (cedido por la Alliance Française) que relata la vida del pensador desde su infancia en Argel hasta su compromiso político en Francia.

El acto contó con las reflexiones del escritor Miguel Naveros y de los catedráticos de Filosofía e Historia Contemporánea de la UAL, Cayetano Aranda y Fernando Martínez, que explicaron por qué el pensamiento de Camus sigue vigente "hoy más que nunca".

"Es uno de los autores más influyentes del siglo pasado, un hombre que vivió unas épocas muy duras y que teniendo ideas muy claras y muy orientadas, supo trazar unos límites. Supo ponerse siempre en la mente del otro, también del vencido y hay que saber que fue el primero que denunció, al acabar la Segunda Guerra Mundial, que gente que había colaborado con el fascismo luego se convirtió en el primer acusador en muchos sitios. Su posición contra la guerra de Argel también fue nítida, contra el terrorismo de estado, pero contra el terrorismo también. Y su polémica con Sartre marcó a la izquierda europea del momento. Muchos años después, la historia le ha dado la razón a Camus", argumentaba Naveros.

Para Cayetano Aranda, las reflexiones de Camus siguen vigentes por la presencia que tiene la rebelión en los movimientos alternativos surgidos en Europa. Lo bueno de Albert Camus, decía este catedrático de Filosofía, es que el plantea la rebelión "como una especie de pulsión", de necesidad humana, en tanto que el ser humano es un ser deseante.

El papel que jugó la figura literaria, filosófica y también política de Camus, un hombre que sigue levantando ampollas en Francia, que cuando se mueve su figura alguna siempre estalla alguna alarma, eran después algunas de las razones esgrimidas por Fernando Martínez.

"Creo que su pensamiento es el que se impone porque combina el deseo de libertad con el de igualdad. Es un moralista reticente y un hombre que supo hacer silencios cuando lo se generaba era una durísima represión sobre las personas por tener ideologías distintas. Logró salir de esa vorágine en la que los intelectuales entraron en torno a los años 40 y se resistió a caer en ese vacío de la política "al servicio de".