El final más brillante nunca visto en el Festival de Vélez Blanco
La academia del festival interpretó la ópera ‘La liberazione di Ruggiero dall’isola di Alcina’ con un resultado muy aplaudido
Cómo montar una ópera en cinco días: el gran reto del Festival de Vélez Blanco
El esfuerzo ha merecido la pena. Han sido muchas horas de ensayos, tardes enteras de repaso para aprenderse la letra y noches de nervios antes del estreno, pero el sábado, sobre el escenario, la ovación del público recompensó todo el trabajo realizado. La ópera interpretada por los alumnos del festival de Vélez Blanco fue un rotundo éxito.
Esa era la principal novedad de esta vigesimocuarta edición del Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Blanco. Todos los alumnos de los diferentes talleres —orquesta, canto y coro— trabajaron conjuntamente para poner sobre el escenario la ópera La liberazione di Ruggiero dall’isola di Alcina, de la autora Francesca Caccini. Un reto de dimensiones mayúsculas, porque en apenas cuatro días y uno de ensayo general han tenido que montar una obra de más de una hora y media de duración y con cerca de un centenar de personas, entre músicos, cantantes y el equipo técnico.
A las 21:09 entraba la orquesta a la iglesia del convento de San Luis, dirigida por prestigioso clavecinista Aarón Zapico (Forma Antiqva). En el patio de butacas no cabía un alfiler. Algunas personas, de pie, ocupaban cualquier rincón del templo para no perderse la obra que ponía el broche de oro al festival.
Sonaban los violines de María Castilla, Elena Azurmendi, María del Mar Alférez, Mercedes Rodríguez, Cristina Arroyo y María del Pilar Cañas. También los violonchelos de Cristina Azurmendi, Marina Gutiérrez y Cristina Murcia; las violas da gamba de Paula Gómez López y Helena Rico;y el conjunto de viento con las flautas de Gema Milán, Leyre Olalla, Martín Ogando, Ana Payá, Ana Delgado y Jesús Osuna.
Las voces protagonistas fueron de Juan Bláquez como Ruggiero, Paula García como Melissa, y Marta Rook y Mariela Flores como Alcina. Otros cantantes de gran nivel completaron el reparto: Rodrigo Navarro, Álvaro Moreno, Nicolás Prieto, Concepción Martos, Cristina Galán, Adriana Moreno y Mariela Flores.
Fue un concierto de clausura tan emocionante como innovador. Por primera vez en la historia del festival, el alumnado asumió un papel cuasi profesional para convertir la iglesia de San Luis en cualquiera de los grandes teatros del mundo.
Esta experiencia pionera, desarrollada a lo largo de una intensa semana de formación, ha supuesto un hito artístico y pedagógico y fue recibida con entusiasmo por un público que premió con una larga ovación el esfuerzo, la entrega y el talento de los y las jóvenes intérpretes. La emoción era, además, palpable entre estudiantes y docentes al terminar los aplausos en una mezcla de alegría, orgullo y gratitud por haber culminado con éxito un reto artístico de gran envergadura.
La obra elegida no fue casual. Compuesta en 1625, La liberazione di Ruggiero está considerada la primera ópera escrita por una mujer y una de las primeras en representarse fuera de Italia. Encargada por la Gran Duquesa Maria Maddalena d’Austria, la ópera ofrece una visión audaz del poder femenino a través de sus protagonistas, Melissa y Alcina, quienes ejercen influencia y seducción sobre el caballero Ruggiero, atrapado en su propio ensimismamiento. Esta distribución de roles, inusual para su época, fue subrayada en una interpretación que combina recitativos con canzonettas, logrando una lectura fresca, expresiva y profundamente simbólica.
El montaje fue el resultado de un trabajo colectivo y riguroso. Bajo la dirección musical de Aarón Zapico y con el acompañamiento docente de figuras como Marta Infante, Jorge Enrique García, Bruno Campelo, Noelia Reverte, Joaquín Torrecillas y Alejandro Villar, el alumnado de la Academia —procedente de conservatorios superiores, másteres de interpretación y primeros años de carrera profesional— ha preparado la obra en sesiones intensivas entre el 21 y el 25 de julio. El proceso, lógicamente, ha evolucionado de menos a más, con una evolución notable en cada ensayo, hasta alcanzar una interpretación que emocionó por su madurez, energía y sensibilidad. Docentes y estudiantes celebraron juntos el éxito del montaje y, sin duda, el crecimiento musical que esta experiencia les ha brindado.
La Academia de Música del Festival es uno de sus pilares desde sus inicios. Inspirada en la tradición musical del municipio —que ya en el siglo XVIII contaba con una academia heredera de los ministriles de la corte del marqués de los Vélez—, esta iniciativa busca fomentar el conocimiento y disfrute de la música antigua entre las nuevas generaciones. La experiencia de este año, centrada en una obra de gran valor histórico y artístico, ha ofrecido a los estudiantes una oportunidad única de crecimiento profesional y personal.
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