Los grabados en cobre de Picasso llegan al Museo en noviembre

La muestra recoge la Suite Vollard de Picasso con cien grabados en cobre

Uno de los grabados realizados por Picasso.
Uno de los grabados realizados por Picasso.
D. Martínez / Almería

28 de septiembre 2009 - 05:00

Conocidos por todos es ya lo prolífico que era Pablo Picasso, su paleta pasó por todos los estilos del momento sin dejar de probar ni una sola de las tendencias que se desarrollaron en su entorno. Este genio malagueño enamorado de París poseía un ojo superior al de los demás para captar nuevas tendencias e innovaciones y englobarlas en sus creaciones a través de nuevas obras de arte.

El rey del cubismo se hizo también famoso por sus grabados, obras mucho menos divulgadas que su pintura que a menudo eran fruto de encargos privados de caprichosos marchantes, ese es el caso de la serie llamada Suite Vollard que se inaugura el 15 de noviembre en el Museo de Almería.

La llamada Suite Vollard es un encargo del marchante de arte Ambroise Vollard, amigo personal de Picasso, que colabora con él desde su primera exposición en París. Una colección de grabado del siglo XIX que ha llegado íntegra a nuestros días, con los cien diferentes grabados en cobre que Picasso realizó entre de septiembre de 1930 y marzo de 1937, siete largos años de trabajo que engloban una rica combinación de técnicas y temáticas diferentes.

Las estampas a las que dieron lugar estas planchas de cobre hoy día se encuentran dispersas en diferentes colecciones privadas pero en 1939 fueron publicadas como serie completa en dos formatos diferentes, uno grande cuya tirada fue cincuenta ejemplares y otro más pequeño, del que se hicieron hasta doscientos cincuenta.

La complicada historia del origen de la obra, su variedad temática y su diversidad técnica, en la que se reúnen los estilos de elaboración más variados (buril, aguafuerte, aguatinta, aguada y punta seca, e incluso combinados), animaron a su dispersión y que sean escasas las colecciones completas existentes actualmente. La Suite Vollard constituye uno de los testimonios históricos-artísticos más importantes del siglo XX.

La serie completa incluye tres retratos de Ambroise Vollard, cinco planchas referidas a La batalla del amor - también llamadas Violación - y realizadas en 1933, cuarenta y seis planchas en torno a El taller del escultor (cuarenta grabadas del 20 de marzo al 5 de mayo de 1933 y seis entre enero y marzo de 1934), cuatro planchas sobre Rembrandt (realizadas del 27 al 31 de julio de 1934), quince planchas sobre El Minotauro ciego (realizadas del 17 de mayo al 18 de junio y del 22 de septiembre al 22 de octubre de 1933), y veintisiete composiciones de tema libre.

Los grabados no siguen ninguna secuencia lógica en sus imágenes; su cronología temporal obedece más bien a los acontecimientos externos y personales del artista. El tema más representativo de la serie es, sin duda, El taller del escultor, inspirada en la mítica historia del escultor Pigmalión, enamorado de su obra, una estatua de Venus que, finalmente, gracias a la intervención de la diosa, cobra vida.

Buena parte de las estampas referidas al taller del escultor recogen el clasicismo sensual de la mayor parte de las esculturas que Picasso realiza en Boisgeloup, después de unirse a la jovencísima Marie-Thérèse Walker, que aparece en varias de estas obras.

Frente al clasicismo casi idílico de las estampas referidas a este tema, el desorden y el caos preside las escenas referidas a las violaciones. También el tema del minotauro, desilusionado y sediento de carne humana, prefigura muchas de las preocupaciones picassianas que cristalizan en el Guernica, a la vez que pone de nuevo de manifiesto el profundo apego de Picasso por la cultura mediterránea.

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