Gregorio Moya, evocación de Morente

Flamenco

Va por Enrique. Tal es la declaración de principios de “No duerme nadie”, grabado a caballo de 2021-2022 para la sevillana Droguería Music. Con este Cd, Gregorio Moya se lanza al ruedo discográfico

Gregorio Moya Lara estuvo acompañado a la guitarra por Antonio de Quero.
Gregorio Moya Lara estuvo acompañado a la guitarra por Antonio de Quero.
antonio sevillano

21 de mayo 2025 - 06:14

Inspirado en Enrique Morente, No duerme nadie supone su ópera prima en vísperas de un segundo álbum que corrobore las expectativas del que mientras escribimos estamos gozando. Contiene 14 temas, con la guitarra de Alejandro Torres; salvo cinco cortes en que las sonantas corren a cuenta de Montoyita, Pepe Habichuela y Niño Seve: tarantas, granaínas, soleá, La Aurora de Nueva York y Aleluya. Con cuidadoso mimo editor (a expensas de Chemi López) incorpora distintos instrumentos y coros que le confieren dinamismo y armonías complementarias. Previamente, en el libreto que lo acompaña, el protagonista nos adelanta con inusual sinceridad cuales son sus intenciones, a modo de aviso a navegantes:

En realidad no sabemos que va a ocurrir cuando le des al play; igual te parece una maravilla que lo mismo terminas diciendo aquello de “muy buena copia, pero tráeme el original”.

Sin embargo, no es el caso que nos ocupa, al contrario. No estamos ante un intérprete clónico que imposta su voz y se deja llevar por el trillado terreno de la imitación.

Su eco innato se nutre copiosamente con melismas propios y ecos de figuras contemporáneas o que le procedieron y escuchó en su niñez y adolescencia: Marchena, Lebrijano, Menese, Fosforito... o Leonard Cohen. Como afirma la citada Chemi López, “sin copistas que fijen las obras de los creadores, muchas de ellas se olvidarían como se olvidan las canciones de verano”. Tal ha ocurrido con quienes ha creado escuela (Pastora, Caracol, Mairena o Camarón por ceñirnos solo a cuatro ejemplos) y nadie se rasga las vestiduras. Para ello solo son menester dos condiciones: honestidad y fidelidad.

El ciudalarreño Gregorio Moya Lara (Argamasilla del Alba, 1984) gana muchos enteros, además, cuando lo contemplamos en directo; al calor del aficionado que mantiene un cómplice silencio hasta producirse la catarsis de un olé a compás, de un “bien” susurrado o la ovación cerrada al concluir cada cante. Esto es lo que ocurrió el pasado viernes día 16 en la peña El Morato, en su abarrotada sede-cueva del Quemadero. En ella y como prueba del sentir morentiano, una cerámica de considerable tamaño dedicada al maestro alhambreño preside su acceso, aureolada por un poema de Aníbal García.

Del fenomenal recital ofrecido se podría seleccionar buena parte de su generoso repertorio con el fin de editar un disco en directo -fuera del estudio- a imagen del que grabó la temporada anterior Israel Fernández. A pesar de cierta aspereza vocal que lo asemeja aún más al “ronco del Albaicín”, Gregorio mostró su potencial interpretativo, dominando todos los “palos” con un timbre sugerente y fresco. Sin gritos ni carreras. Como mandan los cánones y yo entiendo este arte arrebatador: malagueñas, tientos, tarantos y tarantas, seguiriyas, soleá... Hasta rematar su antológico homenaje a Enrique Morente, a petición del respetable, por fandangos (Decadencia, del disco Sacromonte, 1982) y la muy popular La Estrella, tangos incluidos en su obra Despegando, de 1977.

Gregorio Moya Lara estuvo acompañado a la guitarra por Antonio de Quero; perfectamente adaptado a la solicitud del primer espada pese a ser su primer emparejamiento artístico. Sobrio e intimista o exuberante en el toque, según las exigencias estilística y tonales requeridas.

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