Javier Sierra: “Me gustaría que esta novela provocara un aluvión de visitas con niños a museos”

Literatura

El autor presenta a las 20 horas su último libro ‘El plan maestro’ en el salón de actos del Avenida Hotel Almería dentro del ciclo Diario de los Libros que organiza Diario de Almería

Javier Sierra participa en Diario de los Libros que se celebra en el Avenida Hotel Almería.
Javier Sierra participa en Diario de los Libros que se celebra en el Avenida Hotel Almería.

El conocido escritor regresa a Almería para presentar su último libro El plan maestro a las 20 horas en el salón de actos del Avenida Hotel Almería. El autor participa hoy en el Diario de los Libros que organiza Diario de Almería. Será presentado por Antonio Lao, director de Diario de Almería y por María del Mar Ruiz, Vicerrectora de Cultura y Sociedad de la Universidad de Almería.

-Una nueva novela, donde el arte vuelve a ser protagonista fundamental.

-Lo que intento es cambiar la mirada de los lectores respecto al arte. Hace años ya me di cuenta de que el arte necesita relato, necesita alguien que lo interprete para que trascienda lo meramente estético. Así que en mis novelas lo que hago es darle argumentos a los lectores para releer el arte y poderse caer dentro de las pinturas, que es un poco mi propósito final.

-Imagino que recuerda su visita a Almería en plena pandemia.

-Mi anterior libro era El mensaje de Pandora y de los pocos sitios de España en los que lo pude presentar en aquel tiempo, porque eso fue en 2020, fue en Almería. Guardo un recuerdo espectacular de aquello.

-He leído una frase tuya que tiene una gran brillantez, ya que afirmas que los museos no deberían de visitarse como pinacotecas, sino como bibliotecas.

-Claro, porque cada cuadro te está contando una historia. Nuestra aproximación al arte, por desgracia en estos tiempos de sobreexposición a imágenes, es muy superficial. Entramos en un museo y lo vemos como si fuera el scroll de un Instagram, pasando de un cuadro a otro sin detenernos, sin darle el tiempo necesario a esas imágenes para que nos cuenten su historia. Evidentemente, si entráramos con actitud de biblioteca, el arte nos diría muchísimas más cosas.

-¿Cómo surge la idea de escribir esta novela?

-Ya mi segunda novela tenía como centro el arte gótico. Fue Las Puertas Templarias, en el año 2000. Y de ahí, en 2004, salté a La Cena Secreta, que era mi novela sobre el mural de la Última Cena de Leonardo da Vinci, que fue la que se convirtió en un éxito mundial y me consolidó como autor. Y cuando me dieron el Premio Planeta, en el 2017, era el arte románico lo que estaba de trasfondo. Así que es verdad, yo he ido saltando de misterio en misterio del arte a lo largo de toda mi trayectoria. Pero en esa trayectoria hay un libro muy particular que es El Maestro del Prado, que lo publico hace 12 años y en donde presento a un personaje misterioso que yo conocí realmente en el museo.

-Háblame de ese personaje tan misterioso

-Era un señor mayor que siendo yo muy jovencito, me enseñó a leer en las pinturas como si fuera un libro en una biblioteca. Y ese señor, que nunca más me lo volví a cruzar, fue un encuentro fortuito en El Prado, lo convierto en el personaje de aquel libro, desaparece al final de aquel libro dejando una pista sobre cómo podríamos reencontrarlo, y este nuevo libro retoma esa pista y convierte la búsqueda de ese maestro del Prado en el eje principal de la novela.

-Soy consciente de que le gusta el arte, pero tengo entendido que es un gran visitador de museos, sobre todo el Museo del Prado.

-Yo estoy muy familiarizado con el Museo del Prado desde hace muchos años y lo visito con mucha frecuencia, pero creo que el origen está un poquito más atrás y está en mi propia infancia. Yo tuve la suerte de nacer en España, un país con un patrimonio cultural y artístico espectacular, de los mejores del mundo, junto con Italia y con Francia, pero no nos damos cuenta de lo que tenemos.

-Es decir que desde muy jovencito ya disfrutaba contemplando el Museo.

-Con la mirada de niño, que es una mirada que en mi caso es muy dominante en mi literatura, con esa mirada del asombro de la infancia, de encontrarse por primera vez con las cosas, ahí me doy cuenta de que vivimos en medio de obras de arte y solo hay que tener una mirada inquisitiva, curiosa, preguntar el por qué y para qué se hicieron esas obras que nos rodean para que surjan historias interesantes. Ese es el punto de partida de mi literatura.

-Con ocho años ya escribías y con 12 años tenías un programa de radio.

-Eso lo da el haber nacido en una ciudad pequeña, donde las cosas están al alcance, o más al alcance que en una ciudad grande, y te dan oportunidades. Fíjate, es casi al contrario de lo que cree la gente, que parece que las oportunidades están en las grandes ciudades. Al haber nacido en Teruel, en aquella época, estoy hablándote de los 80, había 4 emisoras de radio, y las 4 tenían programación infantil los sábados por la mañana.

-¿Cómo lo haces para llegar a la radio a esa edad?

-La programación infantil me llamaba la atención y me intrigaba, me acerqué a una de esas emisoras, y con un par de visitas que hice a uno de sus programas, me cogieron de colaborador, y al poco tiempo me dieron el programa a mí. Efectivamente, yo he crecido con la radio. Y además me gusta haber empezado por la radio, porque radio y literatura son, yo te diría, que hermanas siamesas. En ambos casos, lo que importa de verdad es la palabra, la historia, no te distraes con imágenes ni con fanfarrías. Es el poder de la palabra en estado puro.

-¿Qué poso te gustaría dejar con esta última novela en tus lectores?

-Con anteriores libros he conseguido que mis lectores se acercaran al Museo del Prado o al Convento de la Última Cena en Milán. Con este, a mí lo que me gustaría es que los lectores acudieran a estos lugares acompañados de los niños, porque hay una parte de la novela que tiene que ver con la aproximación de la infancia al arte. No es una aproximación culta, no está condicionada por la infinidad de datos que rodean al arte, es una aproximación emocional. Me gustaría que lo que provocara esta novela fuera un aluvión de visitas con niños a museos.

-Almería es un lugar que te acoge siempre con los brazos abiertos. Tiene también sus lugares de misterio.

-A mí Almería me gusta desde hace muchos años. Siempre tengo en mi imaginario el Mar de Alborán, que es un lugar donde han ocurrido muchos sucesos extraños. Hay muchas historias vinculadas con apariciones de luces, y de ovnis, que a mí me intrigaron en mi juventud y que me siguen atrayendo. Tenemos símbolos importantes como el Indalo de Almería, que tiene que ver con el arte rupestre, con ese primer arte. Almería es un lugar de muchas historias.

-¿Qué opinas de estos encuentros literarios como el Diario de los Libros?

-Yo en realidad me acerco al lanzamiento de cada libro como si fuera el primero, con esa incertidumbre de si llegará, si alcanzará el corazón de los lectores y por eso me gusta tanto participar en este tipo de encuentros literarios, porque es la forma que yo tengo de asegurarme de que el libro ha llegado.

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