El mundo teatral almeriense llora la muerte de la actriz Rocío Egea
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La intérprete que ha muerto con 54 años fue un alma libre, una mente privilegiada que a veces fue incomprendida pero que deja un gran legado
La interpretación fue su vida. El mundo del teatro llora la muerte de Rocío Egea, una actriz almeriense de 54 años, que vivió en plena libertad, se atrevió con casi todo cuando se subía a un escenario. Era una actriz con mayúsculas, aunque muchas veces fue una incomprendida. Tristemente se ha ido en silencio, aunque su sonrisa y su creatividad quedan como legado para las muchas personas que tuvieron la suerte de conocerla.
Fue una auténtica revolucionaria de la escena. Regresó a Almería, su tierra, tras haber pasado largas temporadas en Madrid. Hubo un momento complicado en su vida con la muerte de Julio Alfredo Egea, el poeta. Era familia de Rocío y ella sintió mucho su fallecimiento. Tanto es así que fue a Chirivel para darle su último adiós. Siempre lo recordaba con mucho cariño.
Este sábado por la tarde tuvo lugar la misa funeral por Rocío Egea. Las personas que la trataron, la conocieron y también la quisieron, realmente están consternadas por su partida. Descanse en paz.
Una artista con trasfondo social
Rocío del Carmen López y Egea, conocida en los círculos teatreros como Ro Egea, estuvo muchos años diciendo que se dedicaba a las obras sociales, cuando realmente su vocación era ser actriz. Con un vestuario mínimo, ella se encargaba de preparar la escenografía y rápidamente montaba una obra de teatro. Era pura creatividad, aunque muchas veces no se entendía su mensaje. En el fondo, era una persona que siempre necesitó el apoyo de todos, y que apenas tuvo el reconocimiento del mundo teatral.
Hace siete años declaraba a Diario de Almería que “para mí, artista es el que hace su trabajo con amor y me da igual que sea un cajero, un camarero o un actor”. En ese tiempo recordaba con nostalgia a su abuela, Dolores, que vivía en Chirivel. “Tuvieron vidas muy difíciles, pero tenía mucho arte mi familia”. En el año 1995 se marchó a Madrid para formarse y dedicarse al teatro, algo que le apasionaba desde que era una niña.
“He pasado diez años en una Residencia de Ancianos escuchando a las mujeres más valientes de la historia española. Eran mujeres que pasaron una Guerra y una postguerra. He conocido a mujeres de todos los bandos que me han contado historias maravillosas y sublimes y otras terribles, de las cuales yo he aprendido mucho”, afirmaba Rocío Egea hace siete años.
En 1995 hizo la obra Las amargas lágrimas de Petra von Kant de Fassbinder, y luego se fue a hacer las pruebas en los estudios de William Layton. “Me fui asqueada de Almería”, recordó al tiempo que volvía al Aula de Teatro de la Universidad de Almería como una alumna con discapacidad. “Lo he pasado muy mal porque tengo muchos problemas de visión y empecé desde cero, gracias a Diego Armando Alías y Pilar Barberá. “Para mí la obra Spain is different ha sido un proceso precioso, volví al origen y a partir de estrenar con ellos pues mi vida ha cambiado, y gracias a ellos he podido hacer lo que más amaba, como es conmover, emocionar y hacer pensar, y también hacer reír” señalaba en aquella emotiva entrevista de hace siete años en su casa.
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