Eusebio Rodríguez Padilla es un historiador que ha publicado varios libros sobre los represaliados en la Guerra Civil. Fruto de tantas investigaciones comprobó que tenía unos materiales inéditos sobre los Refugios de la Guerra Civil en Almería y se embarcó en escribir un libro totalmente documentado que se presenta mañana jueves, a las 20 horas en el Museo de Almería. La obra titulada Los Refugios de Almería (La arquitectura del miedo está editada por Guante Blanco.

"Los Refugios son el testimonio material del esfuerzo, los sufrimientos, las fatigas y sudores de los que los construyeron, donde poder ver en su obra el miedo, al tiempo que la seguridad que aportaba a los que se vieron obligados a utilizarlos", comenta Rodríguez Padilla.

"En la obra se cuenta como se construyeron los refugios, para que se hicieron, quienes estuvieron detrás de su construcción y quienes eran los trabajadores que los hicieron. Es curioso que todos aquellos que intervienen en las obras, al final, fueron procesados", comenta el historiador. "De los tres arquitectos que participan en la construcción, uno se marchó a Granada, el otro que era del Catastro es procesado al acabar la Guerra y Langle, sin embargo, no fue procesado".

Rodríguez Padilla ha querido rendir homenaje a los directores, capataces, trabajadores y obreros voluntarios que renunciaron a su descanso dominical, dedicando su tiempo a la construcción de una obra para poner a salvo a sus familiares de los ataques indiscriminados de la aviación franquista sublevada y de los barcos de potencias extranjeras, como la alemana que bombardeaban objetivos civiles en la capital almeriense.

"El 3 de septiembre de 1936 se produce el primer bombardeo de Almería y los comités de barrios se plantean hacer unos refugios. Se hicieron por necesidad y los comienzan a construir los propios vecinos", aclara Rodríguez Padilla. "El primer refugio que se hace en Almería es el de Los Molinos", explica el autor de la obra que se presenta mañana. "Luego llegaría Langle que supervisa algunos de los tramos del Refugio que ahora va desde la Puerta de Purchena hasta la Plaza Pablo Cazard".

Eusebio Rodríguez Padilla deja entrever que uno de los grandes fallos de los Refugios fue que no contaban con urinarios, y había personas que tenían que estar varias horas dentro. Eso explica que los suelos fueran de tierra. "Al principio sirvió, pero luego había muchísima olor, con lo cual el propio Ayuntamiento dio instrucciones de que la gente llevase un orinal en la mano y no se llevasen sillas de anea para sentarse".

"En este investigación descubro que el Gobierno Central da instrucciones para que se hagan refugios en otros municipios. He encontrado documentación de Adra, Huércal Overa y Berja, que se hacen refugios. En Adra se pueden visitar pero en Berja y Huércal Overa podrían ser unos centros turísticos fascinantes. En el libro facilito las calles donde estaban las entradas a esos refugios", sostiene Rodríguez.

El autor de la obra ofrece un trabajo exhaustivo y de gran valor, ya que pone nombre y apellidos a los protagonistas que hicieron una obra singular para salvar muchas vidas.