"Me siento libre negándolo todo y aceptando que soy un proyecto"
francisco escudero. artista performer
El artista, nacido en Berja, es conocido en toda España por sus performances muy originales
El ser humano en su interior tiene agazapado un ángel dispuesto a batir las alas hasta las últimas consecuencias. Es así, no lo dicto yo, lo proclama la Historia. Y Francisco Escudero es uno de esos ángeles. Y la peculiaridad que tiene este insólito artista performer de Berja es que él, al igual que Mefistófeles, el demonio de la obra Fausto, de Goethe, proyecta con sus acciones su mayor obra de amor, cuando como un ángel caído es capaz de arrancar el alma a Fausto, su público. La primera vez que Francisco Escudero se dio a conocer en Almería fue con motivo de su participación en Amanecer en la Alcazaba 2013, donde realizó un recorrido por el monumento con un cabecero de cama sobre las espaldas, simulando su particular Vía Crucis. Una visión del dolor del hombre por la historia más reciente. Y su última aparición ha sido dentro del marco del IV Encuentro Nacional de las Artes y de las Letras del Mediterráneo.
- La realidad se torna irracional, en ocasiones; en otras, esperpéntica, pero ¿qué significado tiene el absurdo en tu obra?
- Un día mi madre me dijo que solo servía para comer y cagar. Pasaron los años y en otra de nuestras peleas me dijo que solo servía para hacer el payaso en la calle. Mi vida es una metamorfosis kafkiana. Me he convertido en todo lo contrario de lo esperado por los demás. El absurdo expresa eso que no queremos ver o escuchar. Es un arma, defensiva y ofensiva.
- Hablando de las armas, algunos autores se apresuran en dictaminar que las armas nunca embotaron a las letras, pero cuando te enfrentas a una de tus acciones, ¿Crees que el Arte puede cambiar el mundo?
-El arte ya no es un objeto bello, de consumo estético. Ahora, el arte, ha de ser político. Es una forma de vida, de entendimiento y comprensión. Es difícil cambiar el Sistema, ser único y propietario. Podemos pensar en un mundo mejor y eso es importante.
-Cuando empiezas a gestar una acción poética, ¿Qué método de trabajo usas?
-Yo, como los niños, soy una esponja, me empapo de todo, soy muy contemplativo. No fuerzo las ideas. Las dejo reposar hasta que llega el momento de ponerlas en acción. No hay que forzar nada, ni ser pretencioso, ni intencionado ni oportunista. Tampoco hay que dejarlas escapar. No argumento, ni teorizo. Llegado el momento me lanzo al campo. El significado, incluso el título, vendrá después, y a veces ni lo aporto yo.
-Hablas del espacio, del cuerpo, del tiempo, ¿Se puede trabajar la performance sin utilizar ese esquema y entrar en otros campos como el Teatro?
-Las normas están para saltárselas. Yo no hago teatro. No sabría interpretar y menos aprenderme un guión, y no te digo nada de mi pánico escénico. Hay gente del teatro y de la danza que alguna vez han flirteado con la acción. Lo importante es tener las cosas claras. El arte de acción no es teatro. Trabajamos de la misma manera que un artista plástico en su estudio. Nosotros lo hacemos en vivo, sin un boceto previo, improvisando y empatizando con el público. Son muchos los artistas performers cuyos orígenes están en las Bellas Artes.
-Empatizar con el público, interactuar con él, conmoverlo, ¿Crees en el arte de la Provocación? ¿Es fácil provocar?
-Enseñar el pito o el culo, impregnarse de sangre, etc… eso ya no es una provocación, es un reclamo. Desnudar el cuerpo es fácil, lo difícil es mostrar al público una idea limpia y pura, sin más artificio y provocación que la propia verdad. Al público hay que respetarlo, no vale pringarlo, eso sí, hay que tocar su fibra. Como artista recomiendo borrar todos los prejuicios, la mala educación, y abrirse al mundo de las emociones, al mundo de la experiencia artística y social.
-Como artista y persona, ¿Esperas algo especial del Arte?
-Yo no espero nada, ni del arte, ni de la vida, ni de nadie. Yo simplemente hago cosas, soy hiperactivo, apenas duermo, no puedo esperar. Eso sí, estoy abierto a todo. Me siento vivo, he aprendido a vivir entre miedos y deseos. Me siento libre negándolo todo y aceptando que solo soy un proyecto.
Procesión de un váter por las calles de El Ejido, entierro de una silla en el Cementerio Mausoleo del Arte de Morille-Salamanca, lanzamiento al vacío de una antena parabólica desde una de las torres del Museo Provincial de Jaén. En su pueblo, Berja, es habitual verle haciendo "Acciones de Campo", acciones como arrastrar la pata de jamón por los caminos rurales con la ayuda de una cuerda. Una forma de llevar vivo El Mito de Sísifo de Albert Camus y esa necesidad, como de otras tantas acciones, de materializar el mundo fútil salvado por la eterna vivacidad.
Francisco Escudero siempre ha sido un autor que nunca ha pasado desapercibido. Francisco Escudero se presenta como uno de los valores en alza de la performance en el ámbito nacional. Y su inquebrantable voluntad de vencer le ha permitido seguir apostando por un proyecto personal e iconoclasta que busca romper las barreras, los arquetipos y adentrarse en aquellas partes del ser que aún no conocemos.
Quizás, esa revelación sea uno de los objetivos de su obra en movimiento. Quizás, el público y su alma sea su último fin. Poseerla, por un momento. Quedarse con un trozo de ella a pesar de los pesares. A pesar de usted y de mí.
Así pues, siempre se ha dicho que los museos son los cementerios del arte, la acción, más que nunca, cobra su mayor sentido ahora: bienvenido, Francisco Escudero.
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