Mira José Luis, sabes que nos queremos desde que nos conocimos en La Flor de la Mancha, a través de nuestros padres. A tu padre, que era un señor afable y cariñoso, le pasaba como después te pasó a ti ¡bendita la rama que al troco sale! No era conocido como don José Rodríguez, pues para todos era don José "el de la Iso", por su concesión de los célebres Isocarros, que en aquella época ¡vendía por teléfono! Y tú siempre has sido, y seguirás siendo, El Pigüi que es como te conocemos en Almería.

Por cierto, que como nos conocemos de siempre, aunque en algún momento tu padre te emigró a Murcia: se te había quedado chico el Diocesano. ¡Eso si que fue un viaje de estudios! "Ahí el colegio, tira para adentro"

Cuando decidiste dejar Murcia, tuviste la suerte de que tu padre te diera todas las facilidades del mundo para incorporarte al negocio: todas las brochas, algodón y gasolina que necesitaras para limpiar los motores de los Isocarros antes de repararlos. Por cierto, que no te quejarás de la foto que te envié por wasap el otro día, desde la calle Sevilla de Madrid, con los nuevos Isocarros que usan para pasear a los guiris.

José Luis: ¿sabes cuántos amigos tienes? Mira que es difícil en una profesión como la tuya no ser capaz de distinguir los clientes que eran amigos de antes, de los amigos que antes fueron clientes. Ese es tu mérito fundamental en el sector: que en tu cartera nadie diferenciaba entre el Pigüi y José Luis Rodríguez.

Lo que más me jode es que no puedo tomarme el café contigo, pero lo tenemos claro: ya volveremos a tomarlo. Hasta entonces, un abrazo de tu amigo.

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