No hace tantos años, éramos felices jugando en las pistas del Pryca, sollándonos las rodillas en Las Almadrabillas, creyéndonos que ganábamos la 'Champions' en cada partido del Patronato o del Abierto hasta el Amanecer... No eran tiempos ni de móviles, ni de ordenadores ni, por supuesto, de coronavirus. El fútbol sala era nuestra vida. Almería no tenía tantos campos de césped artificial y los niños preferíamos el balón pequeño. Desde los Juegos Mediterráneos de 2005, las cosas han cambiado. Cada vez hay más fútbol-7, pero los románticos siempre preferiremos el pivote y el ala, al delantero y el extremo. Por ello, me alegro mucho del gran trabajo que están haciendo los clubes almerienses por mantener viva la llama del futbito. En la Safa, donde gané mi primer partido [0-2] entre risas por un balonazo al grito de "¡Eustaquio!", ahora entrena el Sporting Almería. Un club recién nacido, que va a crecer de cara a la temporada que viene, y que no necesita tener títulos en sus vitrinas para ser una referencia. A los padres nos vale con la sonrisa de nuestros pequeñajos al acabar cadea entrenamiento.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios