Análisis

Diego Martínez Pérez

Javier Marchante, el teatro en las venas

No recuerdo con exactitud cuando conocí a Javier Marchante, pudo ser en los años 90, cuando este ejercía con perseverancia como responsable de prensa de las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro que dirigía Antonio Serrano. Javier, que el pasado viernes, nos dejó tristes a todos los que tuvimos la suerte de conocerlo, tratarlo y quererlo, era un enamorado del teatro.

Yo lo notaba porque ponía todo el cariño del mundo para que los periodistas fuésemos a las ruedas de prensa de las compañías que participaban en las Jornadas. Llamaba muchas veces y esa perseverancia en muchos casos hacía que acudiéramos a esa cita. Recuerdo en ese tiempo a Miguel Ángel Blanco, que estaba en activo en el diario Ideal y yo mismo, que no nos perdíamos una cita con los grandes maestros del teatro del siglo de Oro.

En esos años de gloria de las Jornadas, Javier fue uno de los grandes apoyos de Antonio Serrano. Javier entendía de teatro, sabía lo que hablaba y sobre todo, tenía una forma tan particular de contar las cosas, que no dejaba indiferente a nadie.

Por eso, ahora que se ha marchado, que ha dejado este mundo, hay que recordarlo. La noticia de su muerte me impactó el pasado viernes. Sabía que estaba delicado, pero nunca creí que le llegara la muerte tan temprano.

Javier estuvo muy vinculado a Almería donde estuvo muchos años viviendo. Aunque siempre se le recordará por los muchos años que dedicó a las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro, hace unos años comprobé el fantástico trabajo que hacía en un Instituto de El Puche, con jóvenes inmigrantes, a los cuales lo condujo por la senda de hacer teatro.

Y es que ponía mucha ilusión a todo lo que hacía, se entregaba en cuerpo y alma y por eso ahora todos aquellos jóvenes lloran su muerte. Cuando se le llamaba y se le pedía colaboración para lo que fuese, Javier Marchante siempre estaba ahí.

Y también estuvo muy vinculado a la Cruz Roja. Era un alma solidaria, un hombre bueno y una persona comprometida. Por eso, no podía dejar de escribir unas líneas para decirle, sobre todo a los que no lo conocieron, quien era Javier Marchante.

Espero que este año, las Jornadas que precisamente cuentan con nueva directora, tengan un guiño o incluso sean dedicadas en esta edición a Javier Marchante. Es lo mínimo que se puede hacer para una persona que se entregó en cuerpo y alma al teatro y que aun siendo de Alcázar de San Juan, siempre llevó a Almería en su corazón.

Querido Javier, allá donde estés, debes tener la completa seguridad que no te vamos a olvidar. Descansa en paz, amigo.

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