El parqué
Ligeras subidas
Mensajes vacíos. Llanto sin lágrimas. Disculpas a medio camino entre el perdón y una abrupta salida a la desesperada. El ‘caso Aridane’ es un puzle en el que las piezas no terminan de encajar. Demasiada maquillaje para ocultar los graves hechos que sucedieron en la madrugada del pasado viernes. El futbolista canario lió la de San Quintín con su vehículo particular. Ya todos conocéis la historia a estas alturas. Casi sin tiempo a procesar la noticia, el jugador fue convocado para el partido contra el Andorra y, una vez pareció terminar el terremoto, en el inicio de esta semana se intentó cerrar un episodio demasiado sangrante para usar puntos de sutura. Mohamed El Assy arrancó una jornada de reflexión que terminó con las declaraciones públicas del central. Papel mojado. El mismo club que intenta pasar página es el mismo que lo deja de seguir en redes sociales. La pregunta que hay que hacer es la siguiente: ¿La situación se hubiese desarrollado con todos los jugadores disponibles? Una cuestión que afecta tanto al duelo ante el cuadro andorrano como a la más que probable participación del defensa contra el Burgos. Aridane Hernández apunta a la titularidad ante la falta de efectivos en la zaga. Un sinsentido que pone de manifiesto el mal manejo de una problemática que daña la imagen institucional del club. La solución es la desvinculación de un futbolista que tuvo un error, sí, pero difícilmente perdonable. No solo por ser un acto de indisciplina de enorme gravedad, sino por las consecuencias que pudieron tener su inadmisible decisión. Su continuidad solo se entenderá como una patada a seguir en una temporada demasiado importante a nivel deportivo como para andar metiendo en la mochila más distracciones de la cuenta.
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