El lado oscuro de almería

José Ángel Pérez

Acebuche, asilo del GRAPO

1987. En el año de su fundación, ingresaron en el módulo 8 los primeros miembros de la banda terrorista. Tres de ellos formaban parte del núcleo duro del Comité Central de la organización

05 de enero 2015 - 01:00

EN el otoño de 1988, la prisión provincial de Acebuche ya albergaba entre sus rejas a tres de los ocho presos de los Grupos Antifascistas Primero de Octubre GRAPO que formaban parte del núcleo duro del Comité Central de esta organización terrorista. La banda había resurgido nuevamente de sus "cenizas" tras mantener desde su aparición en el año 1975 un fuerte pulso con los sucesivos gobiernos españoles y cuya ultima acción se produjo el 4 de octubre de 1987 con el asesinato de un policía nacional y anteriormente la alevosa muerte de un empresario en La Coruña, amen de numerosos atracos a mano armada en distintos puntos de la comunidad autónoma andaluza.

Los primeros Grapos llegaron a Acebuche el 24 de julio de 1987 al año de la inauguración del centro. Procedían de la prisión provincial de Soria. Esa misma madrugada ingresaban en el modulo numero 8 del centro almeriense Fernando Hierro Chomon, Joaquín Calero Arcones, Antonio Pedrero Donoso y José Ramón Rejeilo. Los tres primeros calificados comos los hombres duros de la organización. Todos ellos con un amplio historial delictivo y condenados a largas penas de cárcel. Esta gente durante su permanencia en la cárcel almeriense mantuvieron un alto grado de conflictividad y protagonizaron varias y largas huelgas de hambre. Curiosamente, ocho años mas tarde en el mes de abril de 1996 dos agentes del CESID- el anterior Centro Superior de Información de la Defensa- actualmente denominado CNI, organismo que agrupa a los servicios de la Inteligencia española estuvieron aquí en Almería para negociar en nombre del gobierno el abandono de la lucha armada de la banda terrorista GRAPO. El contacto entren los terroristas encarcelados en el centro penitenciario y los agentes del CESID se llevó a efecto el 18 de abril. Los dos funcionarios mantuvieron entrevistas con los «grapos» que cumplían condena en este centro. En concreto, estuvieron en las celdas del modulo 7 con Fernando Hierro Chomón y Francisco Brotons Beneyto, dos históricos miembros de la banda terrorista GRAPO.

Hierro Chomon estaba inmerso en diez causas y condenado a mas de cien años de cárcel formaba parte del grupo operativo que actuó el 18 de julio de 1976 reivindicando las acciones del GRAPO reivindicando una serie de explosiones con artefactos en numerosos edificios públicos en Madrid. En aquellas fechas, Hierro Chomon junto a Enrique Cerdán Calixto muerto en 1981 en un tiroteo con la Policía, formaban el "Comando Central" junto Abelardo Collado. Fueron los autores del secuestro del presidente del Consejo de Estado, José Maria de Oriol en repulsa por "la farsa del referéndum" según divulgaron en un comunicado. El hecho ocurrió el 15 de diciembre con el inicio de la denominada "Operación Cromo" que pretendía el canje de los secuestrados por quince presos de la banda armada.

Ante esta petición a la que se negó el Gobierno, Hierro y sus camaradas secuestraron en enero de 1977 al teniente General Villaescusa, presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar y asesinaron a tres policías nacionales.

Hierro Chomon fue detenido en la operación policial que liberó a Oriol y Villaescusa junto a otros miembros del comando, entre ellos Francisco Brotons Beneyto alias "Miguel" detenido junto al Comité Central en Alicante en 1977 también estuvo ingresado en Acebuche. Este sujeto junto a otros cinco compañeros más protagonizaron el 16 de diciembre de 1979 la fuga de la prisión provincial de Zamora. Cayo finalmente en Valencia en septiembre de 1980. Ingreso en Soria y unos años mas tardes lo destinaron a Acebuche

El compañero de celda de Hierro Chomon fue Joaquín Calero Arcones que tenía once causas a sus espaldas y sesenta años de cárcel. Fue detenido en Barcelona en 1983. El otro miembro del Comité Central era Antonio Pedrero Donoso con penas que rebasaban los veinte años. Fue responsable de uno de los últimos comandos actuantes antes de ser desarticulados. En su trayectoria se le atribuyen varios atentados aislados y el asesinato de dos agentes de la policía nacional en la madrileña localidad de Leganés y la campaña de colocación de artefactos explosivos en numerosas oficinas del ministerio de Hacienda.

En verano de 1985, una rotunda operación policial posibilito el desmantelamiento de la banda terrorista según informaron entonces fuentes gubernamentales. En esta misma redada llevada a cabo de forma simultánea en siete capitales españolas, fueron detenidos dieciocho militantes entre los que se encontraban Antonio Pedrero Donoso. Según la Policía quedaron desarticulados los comandos "Norte", "Madrid" y "Barcelona".

El cuarto miembro del GRAPO destinado en el centro penitenciario almeriense fue José Ramón Tejeilo. Estaba como preso preventivo a la espera de juicio. Estos internos en la primera quinces de diciembre de 1987 protagonizaron una huelga de hambre pidiendo así su traslado a otras prisiones próximas a los lugares de residencia de sus familiares. Esta huelga fue también secundada por los miembros del GRAPO recluidos en las prisiones de Daroca y Ocaña.

Y las acciones del GRAPO también salpicó en forma de muerte a un servidor de la ley nacido en nuestra tierra. José María Lozano Saínz, guardia civil de 22 años por una de esas terribles causalidades una ráfaga de metralleta segó su vida la mañana del 28 de enero de 1977. El cruel destino quiso que se convirtiese en el primer guardia civil almeriense victima del grupo terrorista GRAPO.

El agente en unión de otro compañero, Antonio Guareña Pagador prestaban aquel día servicio de vigilancia en las oficinas de la Caja Postal de Ahorros numero 41ubicada en la colonia de Oroquieta del distrito de Villaverde de Madrid.

La jornada transcurría con total y absoluta normalidad hasta que sobre la una y media de la tarde, dos individuos subieron apresuradamente hasta el primer piso donde se encontraba ubicada la entidad en la calle Sahara 44, mientras un tercero permanecía vigilante en el entresuelo. Los sujetos, una vez en el patio de operaciones de la entidad, tras cubrirse los rostros con las capuchas de sus chubasqueros ametrallaron a sangre fría y a bocajarro a los dos agentes quienes sorprendidos por la rápida actuación de los terroristas no pudieron llegar a hacer uso de sus armas reglamentarias. Los individuos dispararon primero a la cabeza de sus víctimas y una vez desvanecidos en el suelo los remataron con ráfagas de disparos dirigidos a la zona torácica y abdominal. Acto seguido los terroristas les arrebataron sus metralletas dándose a la fuga desapareciendo por la carretera de Andalucía. En el momento del suceso se encontraban en el interior del local unas cuarenta personas, que al sentir los primeros disparos se arrojaron al suelo y se parapetaron tras los mostradores ante el pánico que se produjo por el atentado.

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