Cambio de sentido
Carmen Camacho
Zona de alcanfort
Cuánto nos alegramos de no ser afiliados del PSOE ni del PP, ni de ningún otro partido, para no tener que haber votado a favor o en contra de la amnistía. Ni tener que salir a la calle gritando que España se hunde. Ni votar si aceptamos el acuerdo de nuestro partido indepe con el gobierno del Estado Español. Cuánto nos alegramos de no habernos apuntado nunca a ningún partido. A lo único que nos hemos apuntado los tres ha sido a la peña El Taranto, y uno de nosotros al Almería, que también tiene su mérito. Aunque se nos vea el plumero -como a cualquier hijo de vecino con un mínimo de conciencia ciudadana- podemos ejercer cierta independencia de criterio. Y en estos momentos, insistimos en el alivio que nos inunda. Bueno, en realidad estamos más que preocupados por el ruido permanente y generalizado en casi todos los ámbitos públicos: periodistas, jueces, fiscales, comisarios de la U.E., asociaciones empresariales…El último colectivo –no político- del que hemos recibido un manifiesto “en contra de los acuerdos de investidura del candidato a la presidencia del Gobierno de España” ha sido la Asociación Profesional del Cuerpo Superior de Inspectores de Hacienda del Estado, por “la ruptura del régimen constitucional actual”. Con dos cojones. Estamos a la espera de que se manifiesten, con tan científicas y fundadas razones, los gremios de camioneros, taxistas, mineros del carbón, las Kellys de hotel, la Federación Española de Fútbol, los exportadores de aceitunas negras para pizzas…
También estamos aliviados por la calma con que se están tomando los almerienses este repunte de enfrentamientos civiles que, al parecer, más de uno pretende. Las cifras cantan: en Almería se habla de un centenar de manifestantes ante la sede del PSOE (y suponemos que será redondeando al alza). En Madrid han sido ocho mil -el día que más- los que se han ido a Ferraz a montar el pollo (y la gallina, según algunas banderas). El record lo tiene Granada con tres mil; haciendo una regla de tres entre los habitantes de Madrid y los de Granada, es como si en la capital del país hubieran ido treinta mil. Se ve que los granadinos tienen la mala follá subida. Estamos aliviados: por una vez la tradicional apatía de Almería es un bien social. Y estamos aliviados porque dentro de unos días vamos a recibir la paga doble de jubilados que nos manda Pedro todos los meses.
También te puede interesar
Cambio de sentido
Carmen Camacho
Zona de alcanfort
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Pollos de Carrier
La Rambla
Julio Gonzálvez
Si hay bares, hay vida
Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Libro del año
Lo último