Alma y coraza

Hay personas que han forjado una coraza interior que les acaba aislando de la naturaleza

Wilhelm Reich fue un tipo curioso. Psiquiatra, psicoanalista, filósofo, pensador, inventor, etc. Un auténtico genio con tantos seguidores como detractores. Quien se acerca a su figura corre el riesgo de acabar adorando su obra o desechándola tras tacharla de superchería. Pero esta columna no va dedicada a él sino que pretende rescatar unos pocos conceptos que nos pueden ayudar en nuestro propósito de perfeccionamiento moral y personal.

Herederos de la tradición freudiana, Reich y sus apóstoles consideraban que, igual que el cosmos mantiene un equilibrio energético, en el ser humano circulaban también flujos de energía. Esta circula en el hombre tanto de fuera adentro como de adentro hacia afuera. Y no piensen que les hablo de nada exótico o místico, de esto lo desconozco prácticamente todo. Yo les hago referencia a las emociones. Tanto si amamos a alguien como si un tercero nos hace enfadar estamos intercambiando, en realidad, un auténtico torrente de energía. Todo irá razonablemente bien mientras esta fluya por sus cauces adecuados, pero ¿qué sucederá si se topa con algún obstáculo?

Reich creía que toda entidad, todo ser humano, presenta un núcleo palpitante que emana energía (o emociones, insisto). En las personas libres ese movimiento puede alcanzar fácilmente la periferia sin obstáculos y de esa manera el sujeto se expresará, sentirá y en definitiva vivirá de forma natural. Pero hay personas que, por diferentes razones, han forjado una coraza alrededor de ese núcleo esencial. Esta armadura aislará al ser humano de la naturaleza y levantará todo tipo de barreras contra los impulsos vitales que brotan de su propio cuerpo.

A estas personas tampoco les será posible recibir limpiamente la energía que les llega desde otros individuos. Así la sensaciones y los sentimientos provenientes tanto del exterior como del interior irán distorsionándose progresivamente hasta acabar enfermando al sujeto. Reich no se refería aquí al trastorno mental como lo podemos entender ahora sino que ampliaba su concepto llegando describir a un sujeto oscuro y escindido de su propia vida, desacompasado con el tic tac del mundo.

La pregunta que surge entonces es: ¿qué puede hacer una persona para eliminar su coraza? Según Reich bastaría con reconocer y tolerar tanto nuestro lado racional como el irracional. Equilibrando corazón y razón, impulso y pensamiento alcanzaremos la plenitud como humanos.

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