Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Andalucía es el modelo

Andalucía es el banco de prueba de las políticas y la actitud de un posible Gobierno de Núñez Feijóo

En el puente de mando del Partido Popular se observa con especial atención todo lo que pasa en Andalucía. Es el banco de prueba de las políticas, y también de las actitudes y el tono, de un previsible Gobierno de Alberto Núñez Feijóo si se confirma su llegada a la Moncloa tras las elecciones generales de final de año. El microscopio está puesto sobre Juanma Moreno mucho más que sobre Galicia, que es lo más parecido a la Andalucía de Manuel Chaves y donde los márgenes de discrecionalidad son amplísimos. Más que sobre Madrid, taifa de Isabel Díaz Ayuso donde aplica un maximalismo que sólo puede funcionar allí. El modelo tampoco es Castilla y León, comunidad en la que el PP está comprobando en carne propia que meter a Vox en el Gobierno lo distorsiona todo y es una fuente de problemas.

Andalucía sí da la media de lo que haría un PP instalado en el Gobierno. Por eso la presencia en la dirección nacional de Juan Bravo y Elías Bendodo, y el peso que tienen en las estrategias, económicas el primero y en las políticas el segundo, no es casual. Juanma Moreno está explorando los terrenos que puede pisar la derecha sin que se rompan las costuras de un sólido consenso social. Lo hizo con su reforma fiscal y lo está haciendo con los instrumentos de promoción económica, las políticas sanitarias o incluso las medioambientales y agrarias. Lógicamente, los niveles competenciales no son los mismos. Pero se trata básicamente de imprimir una gestión tranquila, orientada a la transversalidad, con ausencia absoluta de estridencias y que gane espacios por el centro político. En Andalucía la estrategia está saliendo bien y de ella se está tomando nota a diario en la calle Génova de Madrid, donde Bravo actúa como gurú económico y diseña el modelo fiscal que aplicaría Feijóo y Bendodo se empeña en mantener al partido con un perfil dialogante y moderado. Con esas recetas se consolidó el cambio político en una región que era el símbolo de la fortaleza socialista y se les arrinconó luego con una mayoría absoluta.

Las encuestas señalan un progresivo reforzamiento del bipartidismo y con eso cuenta el PP para, si obtiene un resultado potente en las generales, quitarse de encima la hipoteca que suponen los acuerdos con Vox. Un gobierno en solitario con apoyos puntuales de otras fuerzas es una posibilidad que se abre paso al analizar las tendencias demoscópicas que reflejan las encuestas. En el equipo de Núñez Feijóo se están cuidando especialmente las relaciones con el PNV. No es algo gratuito. Los nacionalistas vascos han jugado siempre a garantizar la estabilidad del país a cambio de tener relaciones privilegiadas con el Gobierno y obtener rendimiento de ello. Es una puerta que el PP quiere mantener abierta.

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