Bendita rutina

Estcribo estas líneas al socaire de una brisa que viene empujando a un caluroso estío. Septiembre trae la lluvia a un desierto reseco por un sol inclemente. Pareciera así que el verano y su flexible ritmo abren paso a un otoño más serio y rutinario. Y es que si durante las vacaciones nos abandonamos a un dulce libertinaje, la vuelta al cole nos asienta de nuevo en la necesaria rutina. El cansancio que sentimos antes de irnos de vacaciones hace que podamos sentirnos, en ocasiones, atrapados en una serie de tareas que nos encadenan a una vida predecible y limitada. Sin embargo la realidad existencial es que podemos encontrar una profunda libertad en la estructura y la regularidad que proporciona la rutina.

Determinadas filosofías orientales nos muestran que la auténtica libertad se alcanza a través de la disciplina y el autocontrol. Podemos así ver la rutina como una herramienta de autocontrol que nos permite mantener hábitos saludables y productivos que, a su vez, generan espacios para el crecimiento y el desarrollo personal.

También sabemos que la rutina reduce la fatiga decisional. Tomar decisiones consume energía; cuantas más elecciones debamos hacer más fatiga sentiremos. La rutina establece patrones predecibles, reduciendo la necesidad de tomar decisiones triviales. Esto deja hueco y fuerza para afrontar la toma en consideración de los asuntos realmente importantes y creativos. Porque sí, paradójicamente, la rutina puede generar espacios dedicados a la creatividad. Saber que disponemos sólo de determinados momentos para disfrutar de una actividad creativa nos hace ser más eficientes en la búsqueda de nuevas ideas y perspectivas. La rutina puede ser el andamiaje que facilite la expresión emocional.

También fomenta tanto la responsabilidad, como la sensación de logro. Seguir un programa te responsabiliza de tus acciones y compromisos. A medida que cumplimos las tareas que nos agendamos experimentamos la sensación de satisfacción y progreso. Y, por último, la rutina define el marco donde establecer metas a largo plazo. En nuestro día a día es donde incorporamos nuevos pasos que nos hacen alcanzar objetivos mayores. La rutina es una pieza clave de nuestra libertad porque esta no es simplemente hacer lo que queramos sino elegir nuestras restricciones de manera consciente. Decidir cómo estructuramos nuestras vidas es un aspecto fundamental de la libertad personal.