CARTAS BRITÁNICAS

Raúl Piñeiro / Deportes@Elalmeria.es

Caballo de batalla

El partido del Murcia deja en evidencia los planteamientos tacaños de Lucas y abre una puerta a la esperanza

21 de febrero 2012 - 01:00

NO, no voy a hablar de Spielberg y su última película, que por cierto aún no he visto y no sé si atreverme a hacerlo. En español, la expresión caballo de batalla también significa otra cosa, en este caso "punto principal y más debatido de un asunto, discusión o problema". Aunque pueden haber parecido muchos, mi caballo de batalla, este año, en cuanto al Almería de Alcaraz se refiere, ha sido el pobre espectáculo ofrecido en la mayoría de los encuentros, practicando un fútbol rastrero, timorato y defensivo que invitaba a vaciar, aún más, las ya de por sí desangeladas gradas del Mediterráneo. Han sido muchas veces las que he repetido que otro Almería era, y es, posible y no solo lo reitero, sino que el propio equipo se encarga de demostrarlo. El sábado, ante el Murcia, lo pudimos comprobar, y disfrutar. Vimos a un Almería con hechuras de grande de la categoría. Un equipo seguro de sí mismo, valiente y que, a diferencia de lo que ha venido sucediendo a lo largo de la temporada, lejos de conformarse con un gol, siguió buscando la portería contraria continuamente. Por eso le metió cuatro al Murcia, y por eso pudo, y tuvo que haber metido otros dos o tres más a tenor de las clarísimas ocasiones de gol marradas por Ulloa y Goitom. Y eso que enfrente había un rival complicado. Un equipo muy correoso y peligroso en sus visitas que, para colmo, se había puesto por delante en el marcador. El partido deja en evidencia los planteamientos tacaños de Lucas y abre una puerta para la esperanza y para el optimismo. Ese Almería es tan candidato a Primera como el que más. De hecho, tiene jugadores que ya quisieran otros. Juanma Ortiz, Ulloa, Goitom e incluso el Corona del sábado, no los tiene ningún otro equipo de Segunda, y tenemos que aprovecharlo. Además, queda claro que Jakobsen tiene que ser central sí o sí, porque es donde mejor juega y porque con él, Carlos García es más fiable. Con todos estos argumentos, el domingo afrontamos un duelo en todo lo alto ante un Celta al que ya batimos en Almería y que vimos que no era para tanto. Hay que ir a Balaídos con respeto, pero sin miedo…

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