El Cable Inglés

La inversión en cultura siempre es rentable y Almería necesita recuperar su rica historia musulmana y cristiana desde el siglo X

Me asegura un operario que el Cable Inglés está terminado. Su inauguración posiblemente sea cuestión de agenda. Fue un parto laborioso, que a punto estuvo de convertirse en aborto, pero al fin vino la criatura al mundo y ya está olvidado el largo proceso de gestación, tropezones, zancadillas, pandemia, huelga de transporte, maderas con tratamientos especiales que no llegaban y crisis energética. Lo más cómodo es echarle la culpa a la guerra de Ucrania, que se está acostumbrando a soportar la responsabilidad del cambio climático, las oleadas de emigrantes que asaltan las vallas de Ceuta y Melilla y el cambio de sexo. Sí, el Cable Inglés será un magnífico mirador de Almería, desde un ángulo desconocido salvo para las personas que cada día llegan a nuestro puerto en grandes barcos. Cuando un turista llega a Almería por primera vez y se acerca al parque o al puerto, le llama poderosamente la atención esa estructura metálica que se adentra en el mar y naturalmente se pregunta qué cometido tiene. Estamos hablando del Cable Inglés, algo tan natural para nosotros como la estación del ferrocarril. Pues bien, éste es el final de un trazado ferroviario y así como al describir un río empezamos por su nacimiento, aquí vamos a hacer lo mismo. En el Marquesado de Zenete o simplemente el Marquesado existe una explotación minera a cielo abierto, por cierto la más grande de Europa, que aunque ocupa terrenos de Alquife, Jérez del Marquesado, Aldeire y Lanteire, es conocida como minas de Alquife. La explotación de esta mina se remonta a la época romana. El primer problema que se encontraron los responsables de la explotación minera fue el transporte del mineral a un puerto. En 1899 entró en servicio la línea de ferrocarril de Linares a Almería; lo difícil ya estaba hecho, así que ese mismo año la empresa The Alquife Mines tendió un ramal de 11km. de vía hasta la estación de Calahorra-Ferreira con lo cual los vagones de mineral ya podían llegar desde Alquife hasta la estación de ferrocarril de Almería; ahora le faltaba un pequeño tramo más de vía, que permitiese a los trenes llegar hasta el mar y tras obtener los permisos requeridos, en 1902 se pusieron manos a la obra, según el proyecto de los arquitectos John Ernst Harrison y Andrés Monche. Se trataba de construir un cargadero portuario que permitiese llegar los trenes cargados de mineral desde la estación de Almería hasta el mar, manteniendo la misma cota que la estación, lo que suponía una elevación en el tramo final de unos 17 metros. En los últimos cien metros aproximadamente la estructura se adentra en el mar y bajo las vías hay un gran depósito metálico donde los vagones del tren vaciaban el mineral y luego mediante unas tolvas abatibles el mineral caía por gravedad hasta las bodegas de los barcos. Con esta operación se pasó, de tardar en cargar un barco de tipo medio unos 10 días, a hacerlo en solo 10 horas. El ahorro de trabajo fue impresionante, agilizando la exportación de una forma formidable. Los barcos llevaban el mineral hasta Glasgow. Este terminal de unos 700 metros de longitud tiene tramos que son exclusivamente metálicos, alternados con otros tramos de arcos de medio punto sobre pilares de piedra de cantería, mezclándose de esta forma el hierro y la piedra de forma magistral.

La construcción del Cable Inglés se hizo en un tiempo récor de dos años siendo inaugurado el 27 de abril de 1904 por el rey Alfonso XIII. Desde aquel día estuvo funcionando hasta 1973 que dejó de utilizarse; seguro que las familias que vivían en Ciudad Jardín lo agradecieron enormemente, porque el polvo del mineral, sobre todo cuando soplaba poniente, mezclado con la humedad del aire por la proximidad al mar, formaba una capa dura de color ocre en las paredes de las casas y en la vegetación, que las personas mayores no hemos olvidado. En pocos días será inaugurado el Cable Inglés, después de la rehabilitación del mismo, y todo el Parque de Las Almadrabillas, será una zona de ocio. En él se encuentran también el monumento a las Víctimas Almerienses de Mauthausen, la Ballena dedicada al niño Gabriel (Pescaito) y a la Buena Gente y la escultura "Ondulación" que la Dirección de los Juegos Olímpicos del Mediterráneo encargó a la escultora Rosa Serra para donarla a Almería, en recuerdo de la celebración de los juegos en esta ciudad. Este gran espacio lúdico-cultural acerca Almería al mar e invita a los ciudadanos y turistas al paseo y la relajación. El coste total de las obras de reparación de las pilas y del cargadero de mineral ha sido de 2.762.430 €. La inversión en cultura siempre es rentable y Almería necesita recuperar su rica historia musulmana y cristiana desde el siglo X. La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía promovió la declaración de monumento histórico, declarándolo BIC en 1998. Está previsto construir al final de la plataforma del Cable una cafetería-restaurante, un centro de interpretación y un ascensor panorámico que arranque de la misma playa, pero eso de momento es un proyecto de buenas intenciones. Y termino, las personas que tengan vértigo quizás sea aconsejable que no se adentren en el Paseo del Cable, que se conformen con verlo desde abajo, aunque siempre es posible meter la marcha atrás al primer síntoma de vértigo.

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