El fuego, en un sentido político, también ha llegado a Ferraz. Acaba de arrancar la limpieza de caras socialistas para encarar un otoño que va ser duro para Sánchez. El lunes comenzó la primera pieza, la supuesta dimisión de Adriana Lastra. Digo supuesta porque intuyo que ha sido forzada por el propio partido. Sobre todo, si a esto le acompaña los rumores de enfrentamiento con el secretario de Organización del partido, Santos Cerdán. A este carro se ha sumado la ya ex Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, que ha dejado también su cargo. Comienzan a rodar las primeras cabezas de turco por parte de la cúpula con un solo objetivo: cambiar la imagen y aguantar con fuerza el próximo año para que la cita electoral que venga no sea tan trágica. Nervios en Moncloa sabiendo que el 15 % de los electores socialistas andaluces votaron a Juanma Moreno el pasado 19 de junio. Se avisó hace unas semanas de que podría haber cambios, pero finalmente se decidió hacerlos con cuentagotas después del Debate del estado de la Nación. Todo ha sido una estrategia. Primero había que solucionar unas buenas vacaciones de verano con los socios de Podemos. Lo hemos visto en el Congreso la semana pasada. El fervor de Sánchez anunciando impuestos a las eléctricas y a la banca, una medida principal de sus colegas morados. Algo que ha calmado las aguas después de tanto odio acumulado por la subida en gasto en defensa, aunque para muchos barones socialistas ha sido difícil de digerir. Ni un Almax aguanta tanto ardor y más con la aprobación de la Ley de Memoria Democrática apoyada por EH Bildu. Ahora llega la hora de felicitar el trabajo a todos, como le ha ocurrido a Lastra. Una fiel acompañante de Sánchez que fue su ojo derecho desde su gira por los pueblos de España para conseguir, de nuevo, el liderazgo de los socialistas. El sábado, en el Comité Federal, veremos algún cambio, aunque algo me dice que será silencioso. Así, no habrá reproches por parte de la oposición ni por los colegas. Aunque creo que estos últimos ya tienen bastante entre Pablo Iglesias y Yolanda Díaz. Según algunos medios de comunicación, Iglesias quiere montar una gran coalición y hacerle el "feo" a la ministra de Trabajo con su proyecto Sumar. Viene un final de año duro en la economía y también para la política del país. Menos mal que tenemos al secretario general de UGT, Pepe Álvarez, para animarnos (y lo digo irónicamente): "¡Que se vayan hacer puñetas, vamos a disfrutar del verano!"

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