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N OS hemos convertido en una extensión de la tecnología. Y no al revés. Se ha apoderado de nosotros en todos y cada uno de los sentidos. Compramos ropa, comida, perfumes, ya hasta coches. Pero esto debería habernos hecho la vida más fácil. Y, sin embargo, hay a muchas personas a las que se esto le está complicando el día a día. Mi padre me comentaba el otro día que no sabía como realizar el trámite para sacar número en la ITV. De hecho, tiene que pedírselo por favor al personal allí presente. Pero ojalá fuera ese único problema. Las personas mayores están haciendo auténticas virguerías para hacer sus trámites a través de los cajeros. Es que más de una y de uno ya me ha pedido ayuda para hacer un pago. Y no solo en la puerta de un banco, también para pagar la zona azul, donde la cosa se puso fea. Hemos avanzado pero la balanza se ha desequilibrado y hemos olvidado a los de siempre, a nuestros mayores. Y eso no está bien.
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