Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Dónde están mis cuatro euros?
Me escribió alguno de mis críticos reprochándome que en mi artículo anterior no hubiera hecho ninguna condena explícita de Hamás, ni de su sangrienta incursión de octubre, ni de su estrategia de “utilizar” hospitales y escuelas y población civil como pantalla protectora. Lleva toda la razón: no hay párrafo ni siquiera palabra en todo el texto en ese sentido. Si es un reproche lo asumo y lo acepto: no lo hice. Sin embargo, en mi descargo me gustaría decir lo siguiente: ¿acaso es necesario condenar el terrorismo? Y menos todavía: ¿quién es capaz de justificar el terrorismo? Aunque la mayoría de nosotros no hemos experimentado en nuestra propia carne o familia los efectos de las acciones terroristas, hemos vivido durante años horrorizados por las noticias que nos despertaban muchas mañanas comunicando muertes y otras acciones igualmente dolorosas. Creo que no hace falta decir que todo terrorismo es detestable, condenable. Ahora bien, no me gustaría que ese reproche quisiera presentarse como una especie de justificación de la respuesta dada por el estado de Israel. Lo digo porque se oye con mucha frecuencia que toda la acción represiva desencadenada por Netanyahu no es más que ejercer el legítimo derecho de defensa. En modo alguno puedo estar de acuerdo. Ejercer una brutal violencia sobre justos e injustos, posibles culpables e inocentes no es “defenderse”, a no ser que defenderse consista en aniquilar al “enemigo”. En todo caso ese concepto de defensa podría formar parte de tiempos pasados y de culturas poco menos que ancestrales o en todo caso medievales. Pero es totalmente incompatible catalogar a Israel como estado “democrático moderno” y aceptar su actuación en Gaza y el resto de Palestina. Es posible que no se pueda calificar de “terrorismo de estado” la acción militar del estado de Israel, y si digo que es tal podrán lloverme las críticas de muchos académicos (“terrorismo es matar a unos pocos para aterrorizar a muchos”, se decía: en este caso no se cumple la primera premisa porque se está matando a muchos). Pero ¿qué lugar le corresponde en la taxonomía de los comportamientos de los estados? En todo caso, espero que esto no se interprete, como hacen algunos con cierta idiocia mental, como un apoyo a Hamás. Nada más lejos de mi intención. Solo quiero poner sobre el tapete, como tantos otros, lo desmedido y reprobable de los comportamientos de políticos y ejércitos israelitas.
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