Desacreditar el sistema

Cuando consigan que la abstención sea el partido mayoritariotendrán fácil acceso a un poder omnímodo

La táctica no es nueva pero últimamente se suele identificar con el neologismo “trumpismo”, porque Donald Trump ha sido un virtuoso de esa táctica y la ha llevado al extremo. Las bases de su argumentación son: la democracia no resuelve los problemas de la sociedad. Los impuestos son una rémora para el desarrollo de la economía, ¡que los pague su puta madre! (a la misma vez se reclaman inversiones monstruosas del Estado, subvenciones y ayudas a las empresas, y “seguridad jurídica”). Los políticos son corruptos por definición, excepto algunos amiguetes. Es más, los sistemas de votación y escrutinio son un desastre y muy manipulables. No importa que, por hablar de España, la calidad de nuestra democracia esté mundialmente contrastada. Y que nuestro sistema de escrutinio sea ejemplarmente eficaz, rápido y sin problemas. En este tema, el trumpismo de Trump ha fijado uno de sus objetivos en cargarse la credibilidad de esos escrutinios; lo que pasa es que, como en EEUU esos recuentos los hace una empresa privada, al acusarla de fraude electoral, lo han denunciado y la justicia le ha metido a su “portavoz” la FOX un puro de más de setecientos millones de dólares. Aquí, en España, si alguien pone en duda la honradez y fiabilidad de los escrutinios, no es probable que los jueces le endiñen una multa al calumniador. Por cierto, otro objetivo de los trumpistas es cargarse la independencia del poder judicial. Recuerden ustedes los últimos nombramientos de jueces vitalicios del Supremo estadounidense. Los imitadores son legión, cosa normal en las dictaduras, pero que se está extendiendo peligrosamente en nuestras democracias: Israel, Hungría, Polonia… Con todo este aparato propagandístico pretenden desacreditar la democracia, pera desmotivar al ciudadano medio, no solo a los indiferentes, sino a muchos que en principio siempre han estado comprometidos, pero que “se la cogen con papel de fumar”. Cuando consigan que la abstención sea el partido mayoritario (que ya falta poco) tendrán fácil acceso a un poder omnímodo. Como si la democracia no fuera el mejor sistema que ha tenido la humanidad, incluso desde el punto de vista del progreso económico y del capitalismo. Así que, haga usted el favor de ir mañana a votar. A votar a quien le dé la gana, por supuesto, pero a votar, que los ciudadanos no tenemos otra herramienta para evitar que nos gobierne un Trump, o incluso un nuevo Franco.

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