Cambio de sentido
Carmen Camacho
Zona de alcanfort
El primer domingo de cada mes de mayo celebramos el Día de la Madre. Muchos recordaremos el anuncio de televisión que decía "Dar mucho, pedir poco", que conmemoraba esta entrañable tradición. En estos días volví a ver una película de la maravillosa Sofía Loren, Matrimonio a la italiana (Vitorio de Sica, 1964) donde actuaba con Marcello Mastroianni (Fontana Liri, Italia, 1924- Paris, 1996) Formaban una de las parejas magistrales del séptimo arte. Inolvidable aquel 18 de noviembre de 2017. La diva italiana recibió en Almería su estrella en el Paseo de la Fama al abrigo del Teatro Cervantes y la Escuela de Artes, y el premio 'Almería Tierra de Cine' (Fical) Aquella fue una jornada esplendida, especialmente la mañana, donde lució esa luz tan cinematográfica que tiene Almería. S.L. se llevó cariño, admiración y respeto a borbotones. Interpretaba en Matrimonio a la italiana a toda una madre, una mamma italiana, Filomena Maturano. Mujer maravillosa, que enfrenta un sinfín de dificultades. ¡Cómo olvidar aquel plato de garbanzos y la cocina napolitana en la que Filomena le ponía las peras a cuarto a Doménico! Acercándonos a la biografía de la actriz enseguida comprendemos lo importante que es para ella la maternidad. Dice: "Cuando se es madre, nunca estás realmente sola en tus pensamientos. Una madre siempre tiene que pensar dos veces, una vez por sí misma y otra vez por sus hijos". Son imprescindibles para la vida la maternidad y paternidad responsables en todo tiempo y lugar. No hay compromiso más grande en este mundo que el que tenemos con nuestros hijos. Padres irresponsables causan unos destrozos inmensos. Todo lo humano es frágil, y esa vulnerabilidad también alcanza a la maternidad y paternidad. Pensemos no solo en qué mundo le vamos a dejar a nuestros hijos; también en qué hijos le vamos a dejar a este mundo. Educar y enseñar requiere de padres y maestros. La comunicación y colaboración entre casa y escuela son vitales. En 1979 S.L. publicó su autobiografía Sofía. Vivir y amar (Editorial Bruguera) donde escribe "Siempre he esperado mucho de mí misma y, si fallo, me fallo a mí misma. Así que el fracaso o el infortunio no me causan resentimiento, porque nunca culparía a los demás. Debes disfrutar de la vida. Rodéate de personas buenas con las que puedas entablar una buena conversación". El amor de las madres es lo más bello e intenso de la vida.
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