Día de mercado

Se hace tarde y me tengo que ir, siempre es tarde, siempre todo se va, sólo queda el día de mercado

Es día de mercado en Huércal-Overa pero ya no es lunes y ya no se hace en la calle Sepulcro. Una calle embaldosada con puestos a ambos lados de la calle que dejan un espacio reducido para pasar, pero no es jueves, es lunes. Para ir al instituto desde la calle Mediodía hay que atravesar todo el mercado para salir por otra calle. Pero el mercado está en la plaza de arriba, que antes era la glorieta. Antes había bancos para sentarse y un espacio en alto para que tocase la banda de música. Ahora es todo plano y con bancos mínimos. En un banco de la glorieta yo leo un tebeo. Un tebeo comprado en el kiosco verde, repleto de tebeos, periódicos y revistas. Seguramente el tebeo me lo compraría mi padre. Leo el tebeo junto a un amigo que también lee otro y que observa que paso las páginas de cómic adulto y solo veo los personajes de siempre. Recuerdo haber visto el kiosko verde por dentro y la persona que vendía los tebeos. El mercado ahora se distribuye por toda la plaza, que ya no es glorieta. Hay una cafetería donde toma café todo el mundo y desde donde sentado en las mesas de fuera se puede ver a todo el mundo, los puestos de ropa y de comida. Al fondo majestuosa está la fachada clásica, presidiendo todo la iglesia. Pero ya no existe realmente nadie, todos están ausentes, solo hay rostros nuevos, personas diferentes. La Caja de Ahorros ahora es Unicaja y no hace agendas con forro de plástico verde, para apuntar cosas, para escribirlo todo. Mi abuelo está conmigo en lo que será la oficina nueva, que se va a adecuar y quita los enchufes que no valen, coje cosas que luego mete en una bolsa de plástico para llevárselos. Mi abuelo me lleva al cortijo, compra el ABC y me da el tebeo, mira la tele y vemos la serie Holocausto y dice lo que quiere decir pero no lo recuerdo. La televisión tiene un transformador para cambiar el tipo de corriente. Hay unos bollos con azúcar para desayunar y se desayuna en tazón. Los papeles polvorientos del tiempo todavía existen pero están llenos de mugre. Ya solo hay fotos en una página de recuerdos donde todavía están las personas. Están, aunque ya no están. Y personas de la tercera edad recuerdan a cada uno de los que salen en las fotos. Hay muchas fotos, todas en blanco y negro y sale el estanco. Todas las personas, todos los recuerdos. Se hace tarde y me tengo que ir, siempre es tarde, siempre todo se va, sólo queda el día de mercado

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