Diego Capel

SIEMPRE es un orgullo leer la prensa deportiva nacional e internacional y ver que el nombre de un almeriense sale destacado, como le ocurrió la pasada semana al jugador albojense Diego Capel, tras ser el protagonista de la remontada del Sporting de Lisboa ante el Athletic Club de Bilbao en la ida de las semifinales de la Liga Europa. El de Albox fue, sin duda, el alma del conjunto luso, tanto por su juego como por su golazo, y el viernes los medios de comunicación le dieron el protagonismo que se merecía. Conozco poco a Capel, solamente hemos coincidido en persona dos veces, la primera fue en el Aeropuerto de Almería y la segunda en un campus de fútbol para chavales que se hizo en Níjar, si la memoria no me falla, hace un año. En ambas ocasiones, a pesar del poco tiempo que tuve para charlar con él, me pareció un buen chaval, simpático y atento con los medios, humilde, y sobre todo sincero. Me alegra muchísimo que, según decían sus propias declaraciones hace unos días, se haya vuelto a sentir futbolista vistiendo la camiseta del equipo portugués, ya que sería una auténtica pena que con su edad hubiese perdido la ilusión por triunfar en este deporte. Diego vistió la camiseta del Oriente, equipo que casualmente ha logrado el ascenso a la Primera División Andaluza senior hace cuatro días, luego se marchó a La Masía y regresó a tierras andaluzas para convertirse en una de las promesas del fútbol español defendiendo la elástica de un Sevilla al que hizo campeón de la Copa del Rey ante el Atlético de Madrid en el año 2010. Además, destacar su presencia en la selección nacional, desde sus categorías inferiores. Y lo mejor de todo es que es almeriense. Ahora está a las puertas de llegar a una final europea con su nuevo equipo, aunque antes tendrá que pasar un difícil examen en San Mamés ante un Athletic en alza. Pase lo que pase esta noche, que gane el mejor y que un nombre almeriense vuelva a ocupar titulares positivos en los periódicos europeos.