Doctor camarero

La digna ocupación de camarero, aun siendo desabridamente "esaborío", no requiere un doctorado

Ejercer la actividad profesional de camarero requiere, claro está, cualificación específica. Incluso tal desempeño no está reñido con el carácter "esaborío", que da un particular modo al servicio, aunque pueda parecer poco agradable. Ahora bien, las muy dignas, y parece que escasas, disposiciones para ese oficio hostelero no requieren la alta titulación universitaria de doctor. Luego, si no pocos doctores acaban siendo camareros más o menos temporales, con la ambigua denominación de "fijos discontinuos" -parece un oxímoron, una contradicción de términos, más laboral que lingüístico-, entonces, cuando es así, hace de las suyas la descorazonara "sobrecualificación". Entiéndase, con esta, la ocupación, por muchos graduados o titulados universitarios, en puestos profesionales que no son de alta cualificación. Y España -que es el nombre de "este país"- presenta el mayor porcentaje, de entre los países de la Unión Europea, en la antedicha "sobrecualificación": el treinta y seis por ciento de los titulados frente al veintidós de la media europea, con datos del año 2021, recogidos en el informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD), que se ocupa, principalmente, de las necesidades de la universidad, la adecuación de la docencia y la investigación y la transferencia del conocimiento, por su clara y decisiva influencia en el desarrollo económico y social.

La "sobrecualificación" afecta, de manera especial, a titulados de ámbitos correspondientes a la ciencia, la ingeniería y la tecnología, así como a profesionales de la administración y la empresa, muchos de los cuales se "deslocalizan" para ejercer su actividad en países extranjeros. Luego no debe confundirse "sobrecualificación" con inadecuación de la formación superior recibida, ya que muchos profesionales que no consiguen empleos acordes con su alta cualificación son demandados, o bastante bien recibidos, en otros países, al valorarse la formación universitaria de origen. De modo que si un ingeniero industrial tiene que valérselas para descifrar o interpretar las particulares y caprichosas formas de pedir un café, sin que se le caiga la bandeja en apresurados servicios, algo falla, estrepitosamente, en la estructura productiva y en la planificación de la formación superior. Y no se olvide: ¿por qué faltan camareros?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios