Carta del Director/Luz de cobre

Historias del Cable Inglés

El Cable Inglés es un elemento diferenciador que hará las delicias de los influencers y tiktokers y demás marabunta urbana

La rehabilitación y recuperación del Cablé Inglés para Almería es, con seguridad, la mejor de las noticias que una ciudad como la nuestra puede recibir en materia turística. Ver a todas las administraciones, sin excepción, lanzarse piropos por el trabajo realizado, la cooperación ejercida y el compromiso desarrollado me lleva a pensar, todavía, que la sociedad en la que vivimos tiene solución. Claro que debemos ser capaces de alejar, en la medida de lo posible, el permanente intento de rentabilizar logros sólo pensando en el individualismo y no en la colectividad.

Está demostrado, y el Cable Inglés es un claro ejemplo, que trabajando en común y sumando esfuerzos, la rentabilidad que se alcanza supera, con mucho, al ejercicio del ‘yoismo’, el ‘cortoplacismo’ como rentabilidad y las zancadillas para impedir y evitar perforar la portería. Aclarado esto, cabe congratularse de cómo en sólo una semana el Cable Inglés se ha convertido, por méritos propios, en el mejor reclamo turístico de la ciudad. Las miles de fotografías de aquellos que lo recorren se multiplican de forma exponencial en redes sociales y medios digitales, incitando a venir a esta tierra para conocer uno de los miradores al Mediterráneo más bellos y espectaculares que se pueden visitar en la actualidad.

Impactan las vistas al mar e impactan las imágenes de la ciudad, con su pasado musulmán dibujado en La Alcazaba, preñado de modernidad e innovación, en el que se mezclan y se atisban las callejuelas estrechas del casco histórico y La Chanca con la Avenida García Lorca, recta, ancha y majestuosa, ejemplo de la Almería del futuro.

Por fortuna nadie hizo caso en su momento a los predicadores y pájaros de mal agüero que en su día buscaban que se derribara uno de los elementos que definirá la ciudad fuera de nuestras fronteras en los próximos siglos como lo puede ser lLa Alcazaba, la catedral o el cerro de San Cristóbal. Atrás, insisto, quedan los exabruptos a destiempo -ahí están las hemerotecas y los documentos gráficos- de aquellos que ahora se suben al carro y defienden una rehabilitación, para nada costosa, que va a definir la imagen de la ciudad hacia el mundo.

Un orgullo para los que aquí habitamos y un reclamo como pocos para “vender” en ferias y promociones exteriores. El turismo del futuro, en el que las posibilidades son tantas y excelsas, busca diferenciarse para ser capaces de atraer al disputado visitante a tu provincia. Tenemos el sol, tenemos las playas, tenemos una imagen consolidada de desierto y tierra de cine, a la que ahora sumamos un elemento nuevo y diferenciador que, en la era de internet y redes sociales tiene un mar de posibilidades de convertirse en un icono de los influencers, tiktokers y demás marabunta urbana, en la que la imagen y la inmediatez es la instantánea, la vida que sólo dura un segundo, pero que marca la diferencia entre el éxito o el fracaso en clics.

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