En primer lugar, señalar mi fascinación por la mitología y la micología. Así que, cuando esta mañana he abierto la revista The Conversation y me he encontrado con un artículo del Prof. Fuentes Antón de la U. de Salamanca, hablando de esos temas, me he dicho: pues aquí tienes el del martes.

De todas las fabulaciones que relata el autor, la que más me ha llamado la atención es la de la fundación de Micenas por Perseo. Según el mito, tras matar a su abuelo por accidente, renunció a la corona de Argos, reino del que era su legítimo heredero, y decidió fundar su propia ciudad. En su camino, Perseo se encontró sediento y no había agua a su alrededor. Lo único que halló fue una pequeña seta, la cual exprimió para saciar su sed. En agradecimiento, Perseo llamo a la ciudad Micenas (del griego mykes, seta).

¡Cuántas enseñanzas podemos extraer del suceso!: responsabilidad, generosidad, esfuerzo, agradecimiento, austeridad, entre otras, tan escasas, y tan necesarias, hoy día. ¡Bien por Perseo!

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