Horizonte de sucesos

Ciertos patrones de pensamiento y miedos profundos podrían actuar en nosotros como un agujero negro

01 de agosto 2023 - 00:00

Allá por 1916, un astrofísico alemán, metido a soldado en la Primera Guerra Mundial introdujo un concepto clave para la teoría de la relatividad de Einstein. Ambos mantenían una relación epistolar, uno escribía desde el frente y otro desde su despacho. Karl Schwarzschild, que así se llamaba, se adelantó a su tiempo y demostró la existencia teórica del llamado horizonte de sucesos. Resulta este una frontera imaginaria que rodea a un objeto masivo, como un agujero negro. Representa a la región desde la cual ninguna información, partícula o radiación pude escapar y llegar a un observador externo. Dentro de este lugar la curvatura del espacio-tiempo es tan intensa que incluso la luz es arrastrada literalmente hasta ser succionada por esa suerte de sumidero cósmico. Allí las leyes de la física, tal como las conocemos, dejan de ser válidas para mutar en algo aún desconocido para nosotros.

No son pocas las escuelas de pensamiento, tradiciones filosóficas e incluso religiones que, a lo largo de la historia, han considerado al ser humano como un microcosmos o una representación a escala del universo. Guiado por esta creencia siempre que estudio un fenómeno natural suelo cuestionarme cuál podría ser su equivalente humano. Así, los agujeros negros y esa región virtual llamada horizonte de sucesos podrían tener su análogo psíquico.

Me pregunto si ciertos patrones de pensamiento, miedos profundos o creencias limitantes no estarán actuando en nosotros como “horizontes psicológicos” que engullen sin remedio al pensamiento racional y el desarrollo personal. También me pregunto si, igual que teorizamos sobre grandes viajes a través del espacio y del tiempo usando los agujeros negros, no resultará la confrontación de problemas emocionales profundos nuestro íntimo gran viaje a través de las áreas más desconocidas de nuestra alma. Y cómo no asociar esas transformaciones tan drásticas del espacio-tiempo que se dan, según la física cuántica, en el horizonte de sucesos con una transformación personal significativa al enfrentar y superar nuestros propios límites y barreras.

Nada hay afuera que nos resulte ajeno dentro. Así que esta reflexión nos invita a fusionar la ciencia con la experiencia humana, a imbricar los misterios del universo con los de nuestra propia psique. Y así, con este artículo de psiquiatría ficción, me permito desearles un feliz verano. Nos leemos en septiembre.

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