República de las Letras

Invasión de Ucrania

Una vez más es la Economía la que mueve las armas, como ha sido siempre. Por lo pronto, ya se encarece el gas

Para que no nos falte de ná, ahora también tenemos guerra en Europa. El gobierno de coalición de izquierdas ha "disfrutado" de una pandemia, un volcán, una dana -Filomena-, un presidente fascista en el país más poderoso del mundo, una guerra interna en el principal partido de la oposición y, ahora, una guerra real en mitad de nuestro viejo continente. No les va a faltar de ná, como decimos en Andalucía, eso es cierto. Ah, y un auge de la extrema derecha, que no se me olvide. Porque lo de Castilla-León ha sido sonado. La extrema derecha gobierna en varios países, algunos de ellos pertenecientes a la Unión Europea. Y ha sido la extrema derecha rusa, esos oligarcas que rodean a Putin, quienes han desencadenado la invasión de Ucrania, gobernada también por la extrema derecha. Los intereses económicos, como en todas las guerras, son los que han impulsado esta contienda entre dos pueblos de la misma etnia. El gas, el petróleo y el trigo -Ucrania ha sido siempre el granero de Rusia- son los verdaderos motivos de la invasión. La excusa de la petición de Ucrania de ingresar en la OTAN, sin ser baladí, no ha sido el principal desencadenante. Rusia es una dictadura extremista de derechas, montada únicamente para servir como engranaje político de los grandes oligarcas, una élite que se ha hecho inmensamente rica a partir de la disgregación de la vieja URSS. La oposición a Putin ha sido perseguida, barrida, amordazada mediante tácticas mafiosas. El gobierno del país se ha configurado como otra dictadura que se presenta a los ojos del mundo engolada en carísimos trajes de diseñadores famosos, viajan en jets privados y esconden sus fabulosos beneficios en paraísos fiscales. Son dictadores al estilo de los descritos por Saramago. Pero es que sus países satélites, Polonia, Bulgaria, Hungría, Bielorrusia, son también dictaduras fascistas encubiertas. Los pueblos eslavos, magiares y mongoles no tienen ninguna tradición ni mentalidad democrática. Están acostumbrados históricamente a servir a amos. Ahora sirven a oligopolios. Los derechos humanos se ven desde allí como algo exótico, propio de civilizaciones decadentes cuales son la europea occidental y la norteamericana. Pero todo esto no debe oscurecernos los motivos reales de la invasión de Ucrania por los rusos, pues una vez más es la Economía la que mueve las armas, como ha sido siempre. Por lo pronto, ya se encarece el gas.

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