Quizás porque, "A pesar del tiempo terco / mi sed de amor, no tiene fin. / Cabello gris, así me acerco / a los rosales del jardín", que decía Rubén Darío, la parte mediocre de nuestra clase política, que cada uno la cuantifica de acuerdo con su leal saber y entender, imagino, no pueden con esta sociedad nuestra.

A pesar de las apariencias que muchos quieran entrever, la nuestra es una sociedad fuerte y con criterio propio en su forma de desarrollar su quehacer diario. De ahí vienen las aparentes sorpresas que se dan, de vez en cuando, en las elecciones.

Tanto en Sociología, como en Matemáticas: Estadística, como en cualquier otra Ciencia, la toma de muestras para realizar un experimento o una extrapolación, es fundamental. Si quieres predecir el resultado de unas elecciones, y un día haces la toma de muestras en un barrio marginal, y a la semana la haces en un barrio de renta alta, lo normal es que obtengas dos resultados contrapuestos. Y, si además, no calculas los mismos parámetros en las dos encuestas, más lío con los resultados, y si te callas el que le perjudique "a tu cliente", "más madera" que decían los hermanos Marx.

Continuando con los Hermanos Marx, si el analista o el cliente, tiene unos principios acomodaticios, difícilmente conservará la confianza de la sociedad, fácilmente se descubrirán sus teje-manejes, y, como consecuencia en el momento que él menos espere: el momento en que la sociedad esté cansada de que la tomen por torpe, que, curiosamente será cuando menos se lo esperen los muñidores, vendrán las caras de sorpresa y el pensar: ¿pro cómo ha podido ocurrir esto?

Volviendo a Rubén Darío y el comienzo de este escrito, aunque ahora no existan ni calvos, ni gordos, ni hombres con el pelo gris, lo cierto es que sí que existen. Lo que ocurre es que no son los que salen en las fotos de los pasillos del Congreso. No son los que ponen su foto para la etiqueta del bote de los productos cuasi milagrosos que contienen bacterias y te curan el colesterol y defecas con una suavidad que ya quisiera para su producto aquel publicista que invento lo de: ¿es nuevo?, no. Lavado con mi ideología. ¡Huy! Me ha traicionado el subconsciente.

En realidad quería decir que vivimos un momento carente de ideología, pero que no por ello es pragmático, lo cual sería para algunos justificación de esa carencia, sino que vivimos un momento en que parte de la clase dirigente, una parte considerable, va como pollos sin cabeza. Aleteando, pero sin hacer nada útil ni de provecho para la sociedad. Van haciendo mucho ruido y manchándolo todo de sangre, pero sin que nada de lo que hacen tenga provecho para la sociedad.

Para muestra un botón: un parlamentario ataca, como Señoría de España, a los prostíbulos, pero luego en ¿su vida privada? Se solazaba con putas, según los medios de comunicación. Doble personalidad hasta en eso.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios