Las sociedades europeas ven con impaciencia como un sistema político destinado a gobernar los países con arreglo a los principios de libertad, respeto y solidaridad, empieza a ser cuestionado desde diversos frentes; es posible que en este sentido haya habido un exceso de celo en mitificar las posibilidades de este sistema de gobierno. El avance social que supuso su implantación, hace bastante años en la mayoría de los países europeos, no nos debe impedir señalar algunos de los defectos que se le atribuyen: 1º - "No es un sistema tan participativo como parece, pues la realidad nos demuestra que demasiados ciudadanos solo participan votando cada cierto tiempo, mención aparte merece el muy significativo porcentaje de ciudadanos que no participan asiduamente cuando se les convoca a las urnas"; y que mejor ejemplo podemos tener cuando el jefe del ejecutivo llego a la Presidencia, gracias a un puñado de votos de los partidos independentistas. 2º - "No es un sistema tan representativo de la opinión popular, puesto que se canaliza en muchas ocasiones por otras vías que no son los partidos políticos con representación parlamentaria. Ello se ve favorecido, pues muchos países tienden a "castigar" en su legislación electoral a las opciones minoritarias, favoreciendo en todo caso, la alternancia entre los partidos tradicionales". 3º - "No es un sistema tan transparente respecto al poder. Los casos de corrupción política aparecidos en los últimos años en muchos países europeos son un buen ejemplo de la falta de controles democráticos destinados a evitarla"; en España tenemos buenos ejemplos de corrupción como son los ERE o el caco GURTEL. 4º - "No es un sistema tan sólido como parece, máximo, si está fundamentado en la soberanía popular; el principio de respeto a la convivencia de las diferentes opciones políticas, le lleva, en ocasiones, a tener que admitir en su seno aquellas que precisamente pretenden eliminar el propio sistema democrático"; sobre todo, cuando basado en las palabras "Revancha y Venganza", el ejecutivo piensa indultar a los penados por la intentona de 2017, a pesar del rechazo del Poder Constitucional y dinamitando la Constitución del 78. Por todas estas razones el actual sistema democrático de representación parlamentaria se puede considerar en crisis, aunque ello no conlleva una petición parlamentaria se puede considerar en crisis, aunque ello no conlleva una petición ciudadana de modelos más autárquicos, sino más bien una profundización de la democracia. No es otra cosa que contribuir y animar a la real participación de los ciudadanos en aquello que les interesa; desde los ciudadanos, no de los grupos de poder organizados.

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