Menudo jaleo tienen en Turre. El alcalde, Martín Morales, que no dimite para dejar paso al PSOE según lo acordado en 2019. Y los concejales socialistas que se van, porque o es María Isabel López la alcaldesa, o no hay acuerdo. Y en esas estamos mientras el pueblo mira con estupor -por no decir con vergüenza- el espectáculo en el que unos y otros han convertido la política local.

Morales, hombre de férreos principios (hay que serlo para seguir creyendo en el comunismo hoy en día), no quiere que una persona imputada ocupe el cargo de regidora: López tiene pendiente un juicio por no dejar colocar un puesto de turrones en la feria. Dice Martín que ellos no juzgan, pero con su decisión de no ceder la Alcaldía ya lo están haciendo. Se ha convertido en el justiciero que decide antes de que lo hagan los jueces. Decisión respetable, pero desde mi punto de vista, errónea. Morales y su compañero David Ruiz se han quedado solos. En 2019 me decía que la gente le había dado una segunda oportunidad que no merecían. Y visto este espectáculo, quizás sea así. Todos salen perdiendo con esto.

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