Carta del Director/Luz de cobre

Michelin, 50 años en el Parque Natural de Cabo de Gata

El CEMA está en la vanguardia de todo lo que ya es y queremos que siga siendo la provincia de Almería

El Centro de Experiencias Michelin (CEMA), en el Parque Natural de Cabo de Gata, cumple 50 años. Para muchos de ustedes, las más de 3.500 hectáreas que la multinacional francesa posee en una de las zonas más emblemáticas de la provincia son una incógnita. Un lugar desconocido, del que poco se sabe, por más que cuando nos acercamos a las playas paradisiacas del parque nos lo encontremos perpendicular a la carretera. Con seguridad debe seguir siendo inédito para el gran público. Allí se prueban los neumáticos de la firma del Bibendum y sólo faltaba que aquello fuera un lugar de peregrinación de los amantes de las dos ruedas, de los coches o la alta tecnología. Pues va a saer que no.

Sus peculiaridades y la seguridad de las investigaciones, entre otras cosas para evitar el espionaje industrial, lo envuelven en un halo de curiosidad, que ya les aclaro que no van a satisfacer. Dicho esto, si conviene explicar que nos encontramos en uno de los complejos industriales más punteros del mundo, del que Almería y su provincia deben sentirse orgullosos. Con más de doscientos puestos de trabajo directos y otros tantos indirectos, el Centro de Experiencias Michelin (CEMA) es un referente, la cima de la tecnología de una provincia que ha sabido durante el medio siglo que cumple el complejo este año reordenar su futuro y caminar por la senda de la tecnología, la investigación, las energías limpias y la sostenibilidad.

Michelin, la Plataforma Solar de Tabernas o el Observatorio Astronómico de Calar Alto, que por ciento cumple también en 2023 medio siglo, han sido el espejo en el que otros muchos pioneros, esta vez de la provincia, han sabido abrir espitas y camino en un mundo global y cada vez más competitivo.

El CEMA, les puedo asegurar, está en la vanguardia de todo lo que ya es y queremos que siga siendo la provincia de Almería. Alta tecnología al servicio de las personas en sus múltiples pistas de pruebas, en sus vehículos sorprendentes y con las ruedas como razón de ser. Por contarles algún detalle de lo que el centro encierra, allí se encuentra el camión más grande del mundo, un ejemplar único en Europa, que se usa para las explotaciones mineras de potasa de Chile. Una cubierta, por ejemplo, tiene un peso de siete toneladas y su precio ronda los 60.000 euros. Llenarlo de combustible vale 7.000 euros y darle al contacto para su arranque ya son 200 euros.

A partir de aquí imaginen tecnología, ingenieros, probadores, mano de obra especializada para que usted o yo cuando nos subimos al coche no percibamos el asfalto, el ruido quede olvidado y la seguridad sea total. Pero aún hay más y tiene que ver con el equipo humano, una familia, como las más de mil que por allí han pasado y que ahora, en una efeméride como esta, se unen en una gran fiesta de convivencia que pocas empresas son capaces de suscribir.

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