Miss Otero

Si tu causa exige pegarse con loctite a cualquier cosa que llame la atención, si los demás hacen lo mismo, llámense terroristas

En radio feminismo Julia, ídem nunca pierde la oportunidad, cuando salta una trucha en su rio de colaboradores, siempre echa la garza y va a zurrón de su causa. El otro día le toco cómo no al Don Giovanni de Mozart, que donde muchos solo vemos una grandísima ópera, ella y sus corifeos ven un uso engañoso de un mito o patrón en el que todo es delictivo. Insiste su colaboradora en la parte en la que se habla (o mejor dicho) canta el "catálogo" de miles de mujeres seducidas por el Don Juan, resolviendo que dada la época y los pocos ambientes de ligues, la poca libertad para ligar que tenían jovencitas y mayores, el Don Juan no las seducía si no que las violaba. Es decir, tanto el Don Juan de Zorrilla como el de Tirso de Molina como el de Mozart, no era más que un violador. Oh, desilusión, ya nunca podré volver a disfrutar de la intensa obertura y la no menos intensa secuencia del principio ya que la música no me deja ver que se está dando protagonismo a un violador y a un patrón (por supuesto machista), que se sigue representando sin pudor. Miss Otero se refocilaría con jocoso gruñido si poco a poco se dejara de representar porque concienciados ciudadanos y ciudadanas dejan de ir a verla y aún más, ahora que está de moda la performance de cerebro hueco, concienciados activistas se pegasen con pegamento a la entrada de teatros de ópera donde se representa Don Giovanni. O que se representase al personaje como un delincuente y no como un señor de postín (ya se ha hecho por cierto, y varias veces). Así, tenemos que escudriñar cada cosa que veamos o leamos (o escuchemos) en busca de ese patrón machista oculto, para destrozar cualquier obra en pos de la causa. La causa es todo, exige todo y termina en la violencia o la censura. Termina en cubrir todo con una fina capa de vapor que inunda cualquier cosa y trama con destruir (al menos moralmente) todo lo que no sigue sus estrictas reglas. La causa exige ser única y que otras causas se consideren secundarias. Y que si las otras causas aplican los mismos principios y procedimientos, entonces se consideren radicales y extremas. Si tu causa exige pegarse con loctite a cualquier cosa que llame la atención, si los demás hacen lo mismo, llámense terroristas. Al final nos pegaremos todos a todo por cualquier causa. O lo hacemos bien, o no lo hacemos. Y por supuesto, aunque nunca hayamos ido, por si acaso dejemos ir a la ópera.

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