Carta del Director/Luz de cobre

Municipales 2023 ¿Y los programas?

La clave de todo es posible que esté en un tuit resultón o un comentario hueco y vacio con recorrido de minutos en redes

Tres semanas quedan para las elecciones municipales. Tres semanas en las que partidos y candidatos luchan por captar la atención de los votantes y obtener su apoyo. Hasta hoy, salvo honrosas excepciones, poco conocemos de los programas con los que unos, otros, los de más allá y los de enfrente, se presentan a unos comicios que decidirán la gestión de su pueblo o de su ciudad los próximos cuatro años.

Siendo, con seguridad, la base sobre la que se asienta el sistema, la clave para poder definir quién o quiénes se ganan nuestro respeto y confianza, lo cierto es que el concepto parece algo denostado, incluso alguno hasta se atreve a afirmar que es aburrido. Es posible que esa sea la clave de todo: alejar lo verdaderamente importante, aquello que en un futuro nos puede definir como ciudad o pueblo, para centrarnos en lo superfluo, que sólo busca hacer ruido a la búsqueda de un titular fácil, un tuit resultón o un comentario hueco y vacío con recorrido en redes de minutos, en la creencia de que calará en el votante como agua de mayo en una tierra árida, seca y polvorienta. Los hay, incluso, que están convencidos de que los ciudadanos, los votantes, aquellos que cada cuatro años son capaces de poner y quitar, -la base de la democracia-, son poco menos que marionetas manejables en manos de quienes piensan que controlan el sistema con más o menos éxito, pero control al fin y al cabo.

Les aseguro que se equivocan. Quienes crean en la inmadurez de los ciudadanos o en la maleabilidad de aquellos que realmente deciden están muy alejados de la realidad. Las dos semanas de campaña que se avecinan casi se las pueden ahorrar los de aquí, los de allí, los de este lado y los de enfrente. Los ciudadanos están, mal que les pese a muchos, más informados de lo que se creen aquellos que entienden que ‘manejan’ los hilos del sistema.

El amplio abanico de posibilidades informativas ejercen su función con clara nitidez, con la seguridad de conformar un estado de opinión basado en razonamientos lógicos, alejado de lo excesivo y lo inútil. Como les decía al principio, aquellos que el 28 de mayo ejerceremos nuestro derecho al voto no sólo queremos saber, sino que exigimos conocer cuál es el proyecto de pueblo o ciudad en el que se van a mover no sólo en la próxima legislatura, sino en las siguientes. Poco nos importan las disputas huecas y vacías de contenido y si mucho la conservación de los jardines, la recogida de residuos sólidos, los proyectos culturales o el crecimiento urbano en la próxima legislatura... Sólo así seremos capaces de poner o situar negro sobre blanco proyectos y propuestas, valorarlos y tomar la decisión más acertada para mi ciudad o mi pueblo. Todo lo que no sea actuar bajo el criterio, la responsabilidad o la ética no dejan de ser paparruchas aderezadas de confusión, en la creencia, errónea, de que se puede jugar a su antojo con la voluntad de los ciudadanos. Y eso hoy, por fortuna, aún no es posible.

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