Es Navidad

La natural inclinación a la bondad, a desear y a hacer el bien, se expresa con una sencilla grandeza

Principalmente, para quienes se consideran cristianos y celebran el nacimiento de Jesucristo en Belén. Cuya manifestación al mundo, con la adoración de los Reyes Magos, se conmemora asimismo en la Epifanía, el día 6 de enero. Como prólogo de la Navidad, es motivo de tradición popular la Nochebuena, por lo que es están señalados los días 24 y 25 de diciembre. Tal es la razón por la que se desea «Feliz Navidad». Cuestión distinta, aunque asociada por razón de las fechas, son las «Felices fiestas», cuyo trasfondo no es otro que el motivo antedicho, razón principal del cristianismo. Algo de esto debió mover el celo regulador de la comisaria de Igualdad, de la Comisión Europea, hace algunas semanas, cuando presentó una «guía de comunicación inclusiva», para el funcionariado europeo, donde se indicaba, entre bastantes otras directrices, evitar la referencia a la Navidad y, en su lugar, emplear términos como «vacaciones», dado que «No todo el mundo celebra las fiestas cristianas». El rechazo a la guía fue general y la comisaria la retiró explicando que «no es un documento maduro». Otra muestra de confundir la hipocresía de lo políticamente correcto -la corrección política- con la necesidad de lo correctamente político -la política correcta-. Con una propina de incoherencia, además, porque la misma comisaria felicitó, sin ambigüedades, el inicio del Ramadán a la comunidad musulmana.

Así las cosas, si desea evitarse la extensión de una felicitación específicamente cristiana -aunque el arte, la cultura y la identidad de Europa se expliquen en buena parte desde ese origen-, tal vez resulte mejor no felicitar extensivamente nada, con motivo de la Navidad, que felicitar, como generales, unas «fiestas» cuya particular razón es bien conocida. O reservar esos bondadosos propósitos para la más mundana y universal Nochevieja, cuando rinde el año, aunque tampoco sea políticamente correcto en el caso de los multitudinarios chinos, que lo celebran entre finales de enero y principios de febrero, según el ciclo lunar.

Al cabo, la Navidad -en cuyo día no se publican periódicos por el festivo y extendido anticipo de la Nochebuena- interpela a quienes les resulta auténtica: "¿Quién ha entrado en el portal, / en el portal de Belén? / ¿Quién ha entrado por la puerta? / ¿quién ha entrado, quién?", en versos de Gerardo Diego. Y es razón, asimismo, para que la bondad, la natural y general inclinación a desear, y a hacer, el bien, se exprese con la sencilla grandeza de una fiesta genuina. Es Navidad.

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