Hace 369 días no nos imaginábamos el terremoto político que iba a ocurrir. Leyes sin sentido para quedar bien con los socios morados del Gobierno. Acercamientos de presos con homenajes incluidos, lío en los Altos Tribunales o reformas de los delitos de malversación y sedición para contestar a los independentistas. Si hace un año tomando las uvas nos hubieran contado todo esto no lo hubiésemos creído. A estas alturas de las película tampoco me sorprende todo lo ocurrido y más sabiendo cómo piensa la Moncloa. Ahora nos queda un 2023 lleno de amor y ayuda al prójimo con planes y medidas económicas para comprar el voto de las próximas elecciones. Luego, ya veremos cómo lo pagaremos. Es decir, el presidente ya se ha quitado toda la morralla prometida a sus amigos del Congreso para comenzar un camino de rosas y sonrisas para seguir sentado en el sillón. A día de hoy, y según los expertos en la materia, Sánchez estará fuera tras los próximos comicios, pero fíjense que no me lo creo del todo. La estrategia política comienza ahora y creo que los populares deben de espabilar porque me huelo que como sigan así igual nos llevamos la sorpresa. Y más teniendo un jefe de la oposición que responde a la decisiones del Ejecutivo o de otra temática imprescindible para el futuro de nuestro país, tres días después. Por ejemplo, a las palabras del Constitucional, donde habló hasta el último mono, los populares sacaron a su secretaria general a las once de la noche en vez de al gallego. Y eso que ellos eran los protagonistas del recurso. Lo mismo con el nuevo plan de medidas anticrisis presentadas. La moderación es buena para no llegar a la palabra barriobajera que hay en la Cámara Baja, pero si tu rival juega a todo lo contrario tienes que pensar en buscar otra manera para enganchar a su electorado. Además, Feijóo tiene una oportunidad única y más sabiendo que 625.000 votantes del PSOE votarán a los populares y 825.000, también de los de Ferraz, no lo saben. Hay que que ser más duro y dar de su propia medicina. Además, lo tiene a huevo con la presunta 'caja B' del PSOE valenciano. Si esto hubiese ocurrido en el otro bando sería motivo de moción de censura. Otra idea que les doy es la ley de Igualdad, la de 'Solo sí es sí'. Tienen la oportunidad única de salir a la calle, como harían los amigos de Montero, y para protestar por el centenar de condenados beneficiados por la norma. Espabilen porque ya saben que Sánchez es como el 'Ave Fénix' y les puede comer el turrón para la próxima Navidad.

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