República de las Letras

PSOE y PP votan juntos

Por algo son los dos partidos dinásticos y los turnantes en el poder, los valedores de la Constitución monárquica

Que el Partido Socialista vote con el PP es para mosquearse. Y más si se trata de una ley tan social y que afecta tanto a la convivencia como la del Solo sí es Sí. El Gobierno debió ponerse de acuerdo para la reforma de esta ley, y no dar lugar al bochornoso espectáculo de ver votar a los socialistas con la derecha. Y menos mal que el PP pudo pactar con la extrema derecha que se abstuviera para salvar las formas, que, si no, hubiera sido horroroso ver al PSOE votar con los neofranquistas. Menos mal, también, que Yolanda Díaz ha sabido estar al pairo de la tormenta y se ha apartado en este asunto de las dos pringás de Unidas Podemos, que son las que la han liado con la dichosa ley.

Este ha sido uno de esos casos en que los intereses del PP y del PSOE han confluido. Las otras fueron las reformas de la Constitución que hicieron casi bajo cuerda por exigencias de Europa. Pero confluyen en otras cosas. Por algo son los dos partidos dinásticos y los turnantes en el poder. Los valedores de la Constitución monárquica y del régimen del 78. Quedó allá, lejos, aquel Partido Socialista marxista, federal, republicano, laico y pacifista de antaño. Ahora es un partido más o menos socialdemócrata, liberal en muchos aspectos, autonomista, monárquico, tolerante con la Iglesia y ahora involucrado en la guerra de Ucrania. ¡Si Pablo Iglesias levantara la cabeza! Nada queda de lo que él construyó. Supongo que son los tiempos, que avanzan que es una barbaridad. Porque, qué pueden tener en común los votantes del PSOE y los del PP. Sus intereses, en teoría, son distintos. Nada tienen que ver. Un trabajador asalariado, un autónomo, un parado, un pensionista, una feminista o un gay no pueden tener los mismos intereses que un gran empresario, un potente accionista, un propietario de tierras o de fincas urbanas, o un concesionario de obra pública. Nada tiene que ver un camarero con el presidente del Real Madrid o el de la CEOE. Son intereses, no sólo distintos, sino con frecuencia enfrentados. La moderna lucha de clases ya no se resuelve en manifestaciones violentas y huelgas salvajes, sino en eso, en negociación entre intereses económicos.

¿Y la prontitud con que han despachado los medios de comunicación esa nueva alianza del PSOE con el PP? La ley estuvo semanas en candelero, pero esta votación ha pasado por los periódicos y las tertulias televisivas sin pena ni gloria. Qué raro, ¿no?

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