Opinión

J. Ernesto García Trevijano Nestares

Registrador de la Propiedad

¿Qué fue de Pandora?

Es peligroso desatar la cólera de los dioses. Prometeo desafió a Zeus al enseñar a los humanos a encender fuego y nociones de agricultura. La venganza del dios fue terrible; encadenó a Prometeo a las montañas del Cáucaso donde un águila le comía el hígado, que le crecía por la noche. La ira también alcanzó a los hombres; envió a Pandora, hermosa doncella semejante a las diosas inmortales, con un ánfora que contenía todos los males -mentira, enfermedad, envidia…-. Cuando se abrió el ánfora, la famosa “caja de Pandora”, los males se extendieron entre los humanos para cumplir la venganza de Zeus. La mitología griega contiene figuras femeninas que constituyen un arquetipo de mujer con valores excepcionales -Penélope, símbolo de fidelidad y abnegación; Andrómaca, el amor pasional; Antígona, el amor a la familia; Electra, inteligencia y crueldad-, pero el movimiento feminista de liberación comienza en el s. XIX y la mujer no ha sido actor principal en la vida pública hasta la segunda mitad del siglo XX. Nuestra Constitución de 1978 proclama que los españoles somos iguales ante la Ley, “sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de …sexo”…

Pero la caja de Pandora contenía otro mal de efecto retardado; el feminismo de confrontación, que no busca la igualdad de derechos y oportunidades sino presumir la culpabilidad de todo ser masculino por el mero hecho de serlo; lleva a los libros de texto hasta 36 “tipos” de familia; hace leyes que -vergonzosamente- permiten “optar por la identidad sexual” a una edad temprana y sin ayuda de padres y médicos; confunde el sexo con el género y deduce que puede haber tantos “géneros” como personas; y para colmo, esa espoleta retardada de la caja de Pandora nos trae la liberación de agresores sexuales. Con la excusa de la “violencia de género”, es decir, los maltratos y asesinatos en el ámbito familiar, el feminismo de confrontación esgrimido por la extrema izquierda culpabiliza al hombre de hoy de la sumisión y explotación de la mujer a lo largo de la Historia. Pero eso sí, solo en el mundo occidental (léase cristiano); nunca denunciarán la ablación de clítoris ni proclamarán la necesidad de una discriminación positiva de la mujer en Estados de otras religiones. Quienes hemos sido hijos y tenemos o hemos tenido esposa, hijas y nietas ni queremos ni permitimos que se las discrimine por razón de sexo. Ni por ninguna otra razón.

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