Pensamiento lineal o circular

Nuestro pensamiento funciona generalmente de manera lineal. Durante largo tiempo el ser humano consideró que la tierra era plana; la noche podía parecer eterna puesto que el sol desaparecía cada atardecer y nunca se tenía la certeza de si volvería al día siguiente. Cuando al fin se confirmó que la tierra era redonda el hombre respiró aliviado librándose de una eterna angustia. El sol, los planetas, los fenómenos naturales y el mismo espacio orbitan alrededor de varios grados de movimiento circular repitiendo fenómenos de forma cíclica. La ciencia ha resuelto parte de este enigma pero nuestro pensamiento, en realidad, persiste en un estado de simplicidad lineal muy similar al de nuestros primeros ancestros.

Pongamos como ejemplo nuestra percepción del tiempo y comprobaremos cómo insistimos en una visión reduccionista del mundo. Desde pequeños hemos interiorizado el tiempo como una línea recta donde se sitúa el ayer, el hoy y el mañana. Y nosotros existimos circulando por esa carretera recta de un solo sentido. Pero vayamos un poco más allá. Lo que nosotros definimos como presente no posee ninguna dimensión definida. Se trata de un punto imaginario que diferencia, de manera figurada, lo que hemos llamado pasado y futuro. Nos situamos así en una posición absurda, el ser que existía aquí durante esa fracción de segundo que llamamos presente ya pertenece al pasado. En el pasado, por supuesto, ya no existimos. Y en el futuro, ese momento siempre por venir, sólo somos una proyección imaginaria de nosotros mismos lo que implica que tampoco somos ni existimos. A poco que meditemos sobre esta cuestión empezarán a surgir entonces las dudas. Menos mal que para acallarlas hemos desarrollado un artefacto que mide el tiempo con una precisión pasmosa. Mirar el reloj y el calendario nos proporciona cierta seguridad. Pero incluso el reloj más preciso del mundo (atómico) experimenta variaciones en sus medidas cuando sale al espacio y hasta cuando viaja en avión. La gravedad influye en el tiempo, arqueándolo o, incluso, redondeándolo. Un pensamiento de investigación circular arroja conclusiones más profundas que uno lineal. Reconocer la naturaleza cíclica de cualquier fenómeno es acercarse mejor a su esencia. Al igual que el tiempo nunca hay principio y final absolutos. La tristeza precede a la alegría, la euforia anticipa una depresión, la vida es previa a la muerte. Y viceversa.