SALUD O ECONOMÍA (3)

Moreno: nada de qué felicitarse. Así que ¿para qué asistir a un debate sobre el estado de la Salud en la región?

01 de febrero 2022 - 01:45

Puedo empezar este artículo como el de la semana pasada: "Moreno Bonilla no ha querido someterse a una sesión del Parlamento sobre el estado de la Salud en Andalucía. Y ha hecho bien, porque es deplorable. Y la única responsable es la Junta que él preside". En el pleno extraordinario del otro día, no estuvo presente. Prefirió irse a apoyar la campaña electoral del PP en Castilla-León que comparecer ante los andaluces para dar cuenta de cómo están dejando la salud las derechas en nuestra región. Es decir, los intereses electorales del partido por encima de los intereses sanitarios de Andalucía. Cuando un político no quiere asistir a este tipo de plenos es que no tiene nada que ofrecer, nada que presentar, ninguna buena gestión que defender, nada de qué felicitarse. Es exactamente eso lo que le ocurrió a Moreno Bonilla. Y prefirió escurrir el bulto antes que enfrentarse a la crítica de los representantes del pueblo en el Parlamento de Andalucía. "Escuchen y callen", dicen que dijo mi admirado Pablo Venzal en el pleno. No se puede condensar en menos palabras la política, el talante del gobierno del PP. Escuchen y callen: todo lo contrario a la democracia que dicen consolidada en España. Todo lo contrario a la esencia del parlamentarismo liberal y todo lo contrario al espíritu del Parlamento Andaluz. Así que Bonilla escondido en Salamanca y Venzal en Sevilla diciéndoles a los representantes del pueblo andaluz que escuchen y callen: toda una lección de democracia participativa. Política chapucera de la derecha, estilo político de la derecha española, que no es, ni se le parece de lejos, la derecha americana -tan admirada aquí- ni la inglesa -tan incomprendida aquí-. "Escuchen y callen" y "Sinvergüenzas" es la oratoria parlamentaria que exhibió el PP en aquel pleno extraordinario sobre el estado de la Salud en la región. Imagínense la calidad política en que esas dos frases lapidarias se sustentan. Para reír por no llorar. Y mientras la gente sigue muriendo por ómicron en esta sexta oleada que en Almería no baja.

Por cierto, y hablando de Almería, el otro día me echaron del Teatro Cervantes de muy malos modos. Pero no por el covid, que el tío vino sin mascarilla ni respetar la distancia a decirme que me fuera con muy mal estilo y falta de educación. Como si el Cervantes fuese suyo. Mal camino para atraer espectadores al teatro en Almería. Hablaré de eso otro día.

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