Santa Quiteria

Un contubernio astral se ha confabulado para esta vez salga bien en una ciudad neutral

En el centro de Murcia a las nueve de la mañana hace un poco de frío y amenaza un pequeño atisbo de llovizna mientras sales del hotel. Ya están los mendigos de ayer cerca de la plaza de la Catedral y la misma pareja mayor lleva carritos de la compra llenos de ropa sucia acumulada que van transportando de un lado a otro de la ciudad. Bajas los escalones de un bar subterráneo para desayunar y todo es diferente, mágico y efímero. El día anterior estaba preparado para que esta vez saliera mejor, el alcohol desaparece a la hora del café en una cafetería llena de cafeteras italianas en el techo donde el lavabo es un confesionario. Una zona de antros desconocida para mí rebosa novedad con señores de otro mundo que veo como a través de un cristal, como viendo una película donde lo más que puedes hacer es tocar inútilmente la pantalla pero no puedes entrar dentro. Y siempre ves la misma película sólo que ahora mejor, en un televisor de mejor definición, como un mundo tridimensional que hay en tu alrededor en el que nunca puedes entrar por más que lo intentes. La otra vez todo era exactamente igual pero ahora es más nítido, más preciso. Antes ardían las calles, de la ciudad, rotas las alas. Ahora todo funciona con precisión mecánica, todo es correcto, todo está en su medida. Un contubernio astral se ha confabulado para esta vez salga bien en una ciudad neutral. Y es perfecta la odiosa y maldita brevedad de las cosas pulcramente calibradas con el micrómetro del tiempo. Hasta te dan la razón todos los relojes diciendo no lo querías todo mejor pues ya lo tienes pero todavía se puede mejorar, quizás cuando ya seas más parecido a todos los actores de tu alrededor, frío y fotogénico, cargado de lustros de parabienes y corazas sabiendo cuando decir la palabra precisa y tomar la sopa gélida junto al resto de comensales sin hacer el menor sonido. Un poso de calor latente que se acumula al fondo dice en realidad todo iba siempre en la dirección correcta para que al final todo sea perfecta, emocional y completamente vacío en la superficie. Los taxis atraviesan los agujeros negros y ves los cristales de la nieve desde la ventana. Cuando despiertas de ese sueño volátil te levantas y te esperan los regalos de reyes en el salón, discos de colores firmados. Las guitarras de hoy ya no hacen tanto ruido y son las falsas mientras que las guitarras con lunares blancos son las auténticas.

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