Smart Green Cube, un espacio sin alma

¿No sería más razonable dotar ese espacio de un contenido con el que se siga atrayendo la vida cultural de la ciudad

29 de agosto 2023 - 00:00

Días Que Almería es uno de los principales productores agroalimentarios, lo sabemos; que quinientos millones de europeos se alimentan a costa de las treinta mil hectáreas de invernaderos cultivadas, lo sabemos; que este vergel de plástico produce tres millones y medio de toneladas de hortalizas, también.

Pero, por si no lo sabías, no hartos de fingirnos la despensa agrícola del mundo el ayuntamiento de la capital y la Junta se abrazan a la liturgia innovadora del Smart Green Cube, un Polo de Innovación Agrícola, para plantártelo como un tomate en el corazón de la ciudad, despreciando el alma de un espacio histórico y cultural que arrastra la fuerza cargada de un misterioso poder que lo hace temible, quizás por eso ese espacio de siempre ha sido conflictivo, pero también sagrado porque formó parte de la memoria sentimental de los almerienses.

No se sabe qué repercusión tendrá la ubicación de ese Smart Green Cube de carácter agrícola. Ni su impacto en el contexto de un espacio de alto contenido cultural e histórico. Se hace, y punto. ¿No sería más razonable dotar ese espacio de un contenido con el que se siga atrayendo la vida cultural de la ciudad y ser soporte, por ejemplo, del Festival de Cine de Almería, de la subsede de la Filmoteca de Andalucía y Casa del Cine, arropados por un gran espacio cinematográfico que diera dinamismo cultural al centro histórico?

Pero no, el destino de ese innovador cajón agrícola que va a ejercer de adivino de la acelerada y movediza agricultura urbana de interior, estará ahí, desgajado del alma de Almería. No en el PITA, que debería ser su destino natural. Ahí, entre las siluetas de edificios históricos aún en pie y los detritus que han ido dejando las miopes políticas municipales de la derecha que vienen alimentando la historia de Almería. Ahí junto a un Paseo que clama ante su desconfiguración actual, amenazada su alma por aquel ir y venir de gentes que fue, cuando toda la ciudad se concentraba ahí.

Cualquier día lo que los devoradores de edificios singulares no consiguieron completar, hoy otros tan nacionales como aquellos, acabarán con la identidad de toda una ciudad y todos, pasivamente, participaremos de una manera u otra en la puesta en escena de las honras fúnebres que terminarán por zamparse espacios culturales que fueron nuestro sentir y que mañana, con el anzuelo de un Smart Green Cube, nos harán picar en las aguas turbias de la futura ciudad sin alma que será Almería.

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